El nieto de Estela Barnes de Carlotto, fundadora y presidenta de la organización Abuelas de Plaza de Mayo, sustraído poco después de nacer a su madre prisionera durante la dictadura de José Rafael Videla, fue identificado, informó hoy martes el tío del joven.
"Este chico se presentó voluntariamente porque tenía dudas de su identidad. El análisis de sangre dio 99,9 por ciento de compatibilidad" , dijo Guido Carlotto, hijo de Estela Barnes y secretario de derechos humanos de la provincia de Buenos Aires.
Carlotto dijo que el joven, cuya identidad no trascendió, sabía que no era hijo del matrimonio con el que vivía y empezó a hacer esta búsqueda.
Agregó que, tras conocer que es nieto de De Carlotto, el joven lo ha tomado muy bien pero debe tomar decisiones en algunas cuestiones. Nos ha pedido tiempo para mantenerse en el anonimato.
La noticia tuvo gran impacto en Argentina donde De Carlotto es considerada un emblema de la lucha por la búsqueda de verdad y justicia de los crímenes cometidos durante una de las dictaduras más sangrientas de América Latina, que según organismos de derechos humanos hizo desaparecer a 30.000 personas entre 1976 y 1983.
Laura Carlotto -que militaba en la juventud universitaria peronista- fue detenida en noviembre de 1977 cuando estaba embarazada de pocas semanas junto con su compañero y padre del bebé. Ambos fueron asesinados en agosto de 1978 por orden de las autoridades militares. Dos meses antes, Laura había dado a luz a un varón.
"Guido" tiene hoy 36 años. Ese el nombre con el que Laura quiso llamar a su hijo, y así se lo hizo saber a su madre a través de una intermediaria mientras estaba detenida.
Según su tío, el joven es músico y reside en Olavarría, localidad ubicada a 353 kilómetros al sureste de Buenos Aires.
"Como se lo manifesté telefónicamente a nuestra querida Estela de Carlotto, vivo con emoción y profunda alegría la aparición de su nieto", dijo el gobernador de la provincia de Buenos Aires Daniel Scioli en su cuenta de Twitter.
"Cada nieto que recuperamos es una identidad que se restablece, una familia que se reencuentra y un logro de la lucha por los derechos humanos", agregó.
Tal como pudo reconstruir De Carlotto de los testimonios de distintos detenidos, el bebé fue arrebatado de los brazos de la joven madre pocos días después de nacer presumiblemente el 26 de junio de 1978 en el hospital militar de la ciudad de Buenos Aires.
Laura fue asesinada de un disparo en el cráneo y otro en el vientre para intentar borrar las huellas de su embarazo. Su cuerpo fue entregado a sus padres, algo muy inusual en la dictadura.
De Carlotto, de 83 años, manifestó en varias ocasiones que su lucha por encontrar a su nieto era inclaudicable. En un juicio en 2004 declaró que quizás habrán pensado los asesinos (de su hija) que yo iba a quedarme llorando en mi casa, pero tuve más fuerzas para seguir, sobre todo para buscar a ese chiquito que no sabía dónde estaba, que quería y que tenía la ilusión como las demás abuelas de encontrarlo rápidamente" .
La organización Abuelas de Plaza de Mayo busca desde 1977 a los niños nacidos en cautiverio y robados a sus padres detenidos ilegalmente durante el régimen de facto. Hasta ahora han recuperado a más de un centenar de nietos.
La hija de Carlotto estuvo detenida en el centro clandestino de detención La Cacha, en las afueras de La Plata, 70 kilómetros al sur de Buenos Aires. Dio a luz en el hospital militar central de Buenos Aires.
El 25 de agosto de 1978 la policía entregó a los Carlotto el cuerpo acribillado de Laura. Su madre ha dicho que se sintió una privilegiada por haber podido velar y enterrar a su hija, a diferencia de la gran mayoría de las madres de los miles de desaparecidos.
A raíz de la muerte de su hija y el robo de su nieto De Carlotto pasó de ser una directora de escuela con poco interés en la política a una activista empeñada en encontrar a los niños que fueron botín de guerra de los represores.
Las Abuelas de Plaza de Mayo impulsaron la creación en la década de los ochenta de un banco de datos genéticos que ha permitido que esos hoy jóvenes sustraídos por los asesinos de sus padres recuperen su identidad.
Según las Abuelas de Plaza de Mayo, unos 500 niños nacieron en cautiverio o fueron secuestrados con sus padres.
En julio de 2012 el fallecido dictador Jorge Rafael Videla fue condenado a 50 años de prisión por la ejecución de un plan sistemático de apropiación de niños, un delito que no se registró en otros regímenes de facto de América Latina.
La sentencia fue dictada por un tribunal oral de la ciudad de Buenos Aires que desde febrero de 2011 llevaba adelante un juicio contra Videla, el expresidente de facto Reynaldo Bignone y otros nueve acusados por el robo de 34 bebés nacidos de mujeres cautivas. Bignone cumple una pena de 15 años de prisión. Videla falleció en mayo de 2013.
Aquellos bebés hoy adultos que lograron recuperar su verdadera identidad y las Abuelas de Plaza de Mayo que los buscaron incansablemente ofrecieron desgarradores testimonios a lo largo de más de un año de audiencias.
Según la fiscalía, en los centros clandestinos de detención y tortura donde eran alojadas las militantes políticas secuestradas funcionaron maternidades. Allí las embarazadas recibían un trato especial hasta dar a luz, pero rápidamente eran separadas de sus bebés.
La mayoría de estas mujeres luego eran asesinadas y sus hijos entregados a familias afines al régimen, que los inscribían como propios con la complicidad de funcionarios judiciales.
Los ex miembros de las Fuerzas Armadas acusados de crímenes de lesa humanidad mantienen silencio sobre la cifra y el lugar donde están enterradas las víctimas de la represión, así como el destino de cientos de niños robados.
Según cifras oficiales durante la dictadura desaparecieron unas 13.000 personas, en su mayoría obreros, militantes políticos, estudiantes y miembros de organizaciones armadas. Pero los organismos de derechos humanos aseguran la cifra asciende a 30.000.