Valparaíso
El emblemático proyecto para despenalizar el aborto en tres circunstancias especiales en Chile vivió este martes una jornada crucial en el Senado, donde fue sometido a una feroz discusión, por momentos interrumpida por salidas de tono de activistas religiosos que ocupan varias curules del Congreso.
Tras un lento avance, el Senado comenzó el lunes la discusión final del plan que en el 2015 impulsó la presidenta Michelle Bachelet para despenalizar el aborto en tres causales: riesgo de vida para la madre, inviabilidad fetal o violación.
A cuatro meses de las elecciones para escoger a su sucesor, la mandataria resolvió ponerle "suma urgencia" al documento, para asegurar su tramitación en su gobierno, que finaliza en marzo del 2018.
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Allí se logró saldar el primer escollo rumbo a la votación al rechazar con un voto de margen una propuesta del presidente del Senado, el oficialista Andrés Zaldívar, que buscaba no considerar legalmente como un aborto la intervención médica para interrumpir el embarazo en caso de riesgo de la madre.
La movida de Zaldívar –de la Democracia Cristiana– "fue una traición al gobierno de la presidenta", aseguró Claudia Dides, vocera de la Corporación por los Derechos Sexuales y Reproductivos (Miles).
"Es un acto de crueldad no permitir que las mujeres decidan. Soy partidario de que siempre una mujer pueda decidir sobre su vida", manifestó el senador oficialista Guido Girardi.
En las antípodas, la senadora derechista Ena Von Baer dijo que "el niño que está por nacer no es una cosa, es un ser humano y tiene los mismos derechos y dignidad de la madre".
Si el proyecto es avalado en esta instancia, deberá volver a ser revisado por la Cámara de Diputados.
Aunque se teme –como ocurrió con otras reformas– que la derecha opositora envíe el proyecto a revisión del Tribunal Constitucional, al considerar que vulnera la protección del niño que está por nacer.
Activistas religiosos debieron ser desalojados del recinto por la Policía al interrumpir la discusión con gritos contrarios a la despenalización del aborto.
Desde que Bachelet lo impulsó en enero del 2015, el proyecto fue objeto de rechazo por parte de sectores conservadores.
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Oficialmente en Chile se registran al menos 30.000 abortos provocados o espontáneos, pero se baraja que las interrupciones clandestinas podrían estar cerca de las 160.000.
Hasta 1989 y por más de 50 años, el aborto estuvo permitido en Chile en casos de peligro de vida para la madre o inviabilidad del feto. Pero antes de dejar el poder, el exdictador Augusto Pinochet (1973-1990) lo prohibió, manteniéndose esa decisión inalterada durante más de dos décadas.
Pediatra de profesión que impulsó en su anterior mandato (2006-2010) la entrega de la 'píldora del día después', Bachelet volvió a desafiar con esta medida a los grupos conservadores, en sintonía con la mayor parte de la población chilena que en un 70% aprueba la iniciativa en las tres causales mencionadas, de acuerdo a sondeos.