El proyecto, que depurará el listado de 17.000 menores reportados como desaparecidos en los últimos 40 años, se inspira en el caso de una niña que desapareció de su casa a los 14 años y fue encontrada más de una década después entre quienes murieron durante un bombardeo a un campamento de la guerrilla colombiana de las FARC en el 2012, explicó el subdirector de Medicina Legal, Pedro Morales.
“Tenemos una consigna: la vida se los llevó y la muerte nos los devuelve”, dijo Morales.
Unos 500 cuerpos de menores enterrados en fosas clandestinas ya están en manos del Instituto, que los procesa, antropológica y genéticamente, para responderles a las familias sobre qué les pasó.
Los expertos de Villavicencio destacan que son muchos los retos de este proyecto, y más en Colombia, por la acidez del suelo, el clima húmedo y caliente, y el hecho de que la matriz mineral que protege los huesos de los niños es menor que en los adultos.