Moscú, Washington y Varsovia. EFE y AFP. La construcción de un escudo antimisiles de la OTAN en Europa, que Rusia ve como una amenaza a su seguridad, está aumentando la tensión entre ese país y Estados Unidos. De hecho, el viernes se acusaron mutuamente de actividades agresivas en el mar Báltico.
El presidente ruso, Vladimir Putin, reaccionó con dureza el viernes, con la advertencia de que Moscú se verá obligado a tomar medidas para “poner fin a las amenazas” que supone el despliegue de aquel sistema, sobre todo en Polonia y Rumanía.
Lo dijo el mismo día que Estados Unidos comenzó , en el norte polaco, la erección de la tercera fase del escudo, que estará en la localidad de Redzikowo, a apenas 250 kilómetros del enclave ruso de Kaliningrado.
El jueves, en tanto, se inauguró en Deveselu, Rumanía, un sistema de defensa compuesto por misiles interceptores SM-2 , que es parte de la segunda etapa del escudo de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
El esquema de defensa balística de la OTAN incluye cuatro destructores estadounidenses dotados con el sistema antimisiles Aegis en la base naval de Rota, en el sur de España. A ello se agrega una estación de alerta temprana en Turquía, cuyo mando se halla en la base aérea de Ramstein, Alemania.
Análisis de respuesta. Ante tal panorama, Putin expresó en Sochi, a orillas del mar Negro: “Después del emplazamiento de estos elementos del sistema de defensa antimisiles, nos veremos obligados a pensar en cómo neutralizar las amenazas a la seguridad de la Federación Rusa”.
Washington sostiene que el escudo tiene como fin levantar una barrera de protección frente a Irán, pero Moscú lo ve como una estrategia dirigida contra sus capacidades de disuasión nuclear.
“Todos esos elementos son pasos suplementarios hacia la desestabilización del sistema de seguridad internacional y hacia una nueva carrera armamentística”, dijo Putin, quien afirmó que Rusia no se dejará “arrastrar” por ella.
El presidente ruso denunció igualmente el despliegue del sistema en Rumanía y Polonia como una “violación del Tratado sobre las Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio ”, en vigor desde 1988.
Por su lado, el mandatario estadounidense, Barack Obama, denunció el viernes la postura militar “agresiva” de Rusia en el Báltico. Lo hizo al recibir a dirigentes de Suecia, Dinamarca, Finlandia, Noruega e Islandia.
Los incidentes se han multiplicado en el mar Báltico recientemente, donde aviones rusos se acercaron a aeronaves o navíos norteamericanos.
Este intercambio de acusaciones entre los dirigentes de las dos principales potencias nucleares se produce tras el inicio de las obras de la base estadounidense de Redzikowo, inauguradas por el subsecretario de Defensa estadounidense, Bob Work, y el ministro polaco de Defensa, Antoni Macierewicz.
Ambos insistieron en que la instalación tiene una función puramente defensiva, para interceptar los misiles balísticos que pudieran provenir de Irán u otro país de Oriente Medio.
“ Mientras algunos países continúen desarrollando misiles balísticos, EE. UU. trabajará junto con sus aliados para asegurar nuestra defensa” , indicó Work.
Esa infraestructura costará alrededor de $300 millones.