Vaticano AFP Un año después de su histórica renuncia, el papa emérito Benedicto XVI se está ganando los méritos que no le reconocían durante su papado, gracias a una actitud no intrusiva y un apoyo leal a su sucesor argentino, Francisco.
“Los invito a rezar hoy juntos por su santidad Benedicto XVI, un hombre valiente y humilde”, escribió el papa argentino Francisco en su cuenta en la red social Twitter.
Cuando la mañana del 11 de febrero del 2013 el alemán Joseph Ratzinger leyó en latín su renuncia tras ocho años de pontificado, se abría una nueva página para la Iglesia católica.
El sorprendente anuncio ponía fin a un papado marcado por abrumadoras denuncias de corrupción, pedofilia e intrigas internas e inclusive la filtración de documentos reservados robados de su propio escritorio.
“La renuncia de Benedicto XVI fue un gran acto de gobierno”, comentó el padre Federico Lombardi, portavoz del Vaticano desde la época del papa alemán.
Un año después de ese gesto, que sorprendió a creyentes y laicos, teólogos, expertos y vaticanistas analizaron el alcance de la renuncia.
“Estoy convencido de que la Historia dará un juicio que será diferente del que a menudo se ha escrito en los últimos años de su pontificado”, comentó el arzobispo y teólogo Georg Ganswein, secretario de Benedicto XVI y jefe de la Casa Pontificia de Francisco, el “puente” entre los dos papas, que viven dentro del Vaticano, separados solo por inmensos jardines.
Maquinaria en contra. Según fuentes vaticanas, muchos de los errores que se atribuyen al papa alemán pueden adjudicarse a la maquinaria interna, a una curia romana ineficiente y concentrada en intrigas por el poder.
“No tuve la culpa de Vatileaks”, declaró tajante en una entrevista al diario italiano Il Giornale el cardenal Tarcisio Bertone, su exsecretario de Estado y considerado el verdadero blanco del escándalo por la fuga de documentos privados.
Aislado del mundanal ruido, como anunció antes de abandonar el trono de Pedro, Benedicto XVI ha aparecido públicamente en este último año con el papa Francisco tan solo cuatro veces.
“Ha cumplido con lo que prometió, no ha interferido”, dijo el obispo colombiano Octavio Ruiz, secretario del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, quien reconoce que no reinan dos papas en el Vaticano.
“Se escriben, se llaman por teléfono, conversan y se invitan mutuamente”, contó Ganswein al describir la relación personal que han establecido los dos pontífices.
Tras recuperar fuerzas y buen humor, Benedicto se dedica a la lectura, escribe y no se descarta que el 27 de abril participe en la canonización de Juan XXIII (1958-1963) y Juan Pablo II (1978-2005).