
Managua. AFP, EFE La oposición nicaragüense fue despojada este viernes de sus escaños en el Parlamento por una disposición del Tribunal Supremo Electoral (TSE), lo cual permitirá al partido del presidente Daniel Ortega afianzar su control del aparato estatal, según analistas.
Con esta disposición, “todas las formalidades y pilares de la democracia representativa fueron eliminadas; estamos frente a una dictadura”, declaró el jurista y exdiputado liberal José Pallais.
La Junta Directiva de la Asamblea Legislativa, apoyada en una decisión del TSE, destituyó el viernes a 28 diputados de la oposición alegando desacato a la dirigencia del derechista Partido Liberal Independiente (PLI) bajo cuya bandera fueron electos.
Los diputados destituidos respondían al liderazgo del diputado Eduardo Montealegre, quien el 8 de junio perdió la dirección del PLI, principal fuerza de oposición, por un cuestionado fallo judicial.
Dicha resolución, de la Corte Suprema, controlada por el oficialismo, entregó el mando del PLI a Pedro Reyes, un político desconocido e “incondicional” de Ortega, según opositores.
Los destituidos se negaron a someterse al mandato de Reyes, quien pidió al CSE que les retirara sus credenciales amparado en una reforma constitucional del 2014 que obliga a los legisladores a quedar bajo la égida de su partido, bajo riesgo de perder su condición de diputados.
Otros siete legisladores del PLI ya habían reconocido a Reyes y no fueron destituidos.
“Nosotros tratamos de evitar esto. Los convocamos en varias ocasiones a reuniones, han hecho caso omiso y pedimos al Poder Electoral su destitución, porque no quieren someterse a la nueva autoridad en el PLI”, dijo Reyes, quien es visto por el grueso de la oposición como alguien que no le interesa oponerse a Ortega, sino jugar a su favor.
Reyes, quien rechazó que sea un instrumento del mandatario, dijo que esos escaños los ocuparán ahora miembros de su partido que sí lo reconocen.
La decisión del CSE también dejó fuera del Parlamento a los dos diputados del Movimiento de Renovación Sandinista (MRS- centro izquierda), un grupo que ha ejercido fuerte oposición ante Ortega en los últimos 10 años.
Golpe de Estado. “La destitución masiva de los diputados de oposición constituye un hecho sin precedentes en la historia de Nicaragua y, con ella, el régimen de Daniel Ortega está dando un golpe de Estado al Poder Legislativo”, denunciaron los legisladores destituidos en un pronunciamiento leído por quien era su jefe de bancada, Wilber López.
Además, consideraron “particularmente grave” que ese hecho ocurra a tres meses de las elecciones presidenciales, porque, indicaron, tiene “un claro propósito intimidatorio a los ciudadanos que adversan al régimen”.
“Esta destitución es un nuevo zarpazo para liquidar por completo el pluralismo político y hacer desaparecer las voces opositoras en el parlamento que han denunciado los abusos de poder de Ortega”, protestó el MRS en un comunicado.
Con la medida del tribunal electoral, el gobernante Frente Sandinista quedó aún más con el control del Parlamento, que era el único poder del Estado en el que la oposición tenía alguna representación.
“El panorama es tétrico aquí, ya se borró la última apariencia de democracia”, lamentó Pallais, quien afirma que, con esta medida, “Ortega quiere mandar un mensaje de fuerza de que está dispuesto a pasarle la cuenta al que se le oponga”.
“En Nicaragua ya se ha desmantelado la vida democrática”, coincidió el exvicecanciller y disidente sandinista Víctor Hugo Tinoco, quien vislumbra el establecimiento de una dictadura.
A juicio del MRS, Ortega está dejando clara su intención de instaurar un “proyecto de régimen de partido único” que amenaza a todos los nicaragüenses que no se alineen al oficialismo.
Las elecciones en Nicaragua están programadas para el 6 de noviembre. En ellas, Ortega, líder del Frente Sandinista, busca ganar su tercer mandato sucesivo, el cuarto desde la Revolución Sandinista (1979-1990).