Daca
Hombres armados mataron a 20 personas en un restaurante en Daca, en una toma de rehenes reivindicada por el grupo yihadista Estado Islámico (EI), que terminó este sábado con nueve italianos, siete japoneses, una india y un estadounidense muertos.
El ataque se prolongó durante 11 horas y culminó con el asalto de las fuerzas de élite, que dieron muerte a seis secuestradores y rescataron a 13 rehenes, tres de ellos extranjeros. Un sétimo atacante fue capturado vivo, según el Ejército.
Los yihadistas iniciaron el ataque el viernes por la noche en el restaurante ubicado en un barrio exclusivo de la capital de Bangladés, frecuentado por diplomáticos y extranjeros.
El Ministerio de Relaciones Exteriores italiano confirmó que entre las víctimas mortales hay nueve italianos, cuatro hombres y cinco mujeres, y que una décima persona de la misma nacionalidad seguía desaparecida.
El portavoz del Gobierno japonés, Yoshihide Suga, confirmó que siete japoneses murieron en el ataque, cinco hombres y dos mujeres.
"Personal de la embajada confirmó que entre los cuerpos llevados al hospital hay siete japoneses", dijo Suga en una rueda de prensa nocturna en Tokio.
El Gobierno de Nueva Delhi confirmó que una estudiante india de 19 años que estudiaba en la Universidad de Berkeley, en California, murió en el ataque.
"El ataque en Daca nos ha golpeado de una forma que no podemos expresar en palabras", expresó el primer ministro indio, Narendra Modi, en su cuenta de Twitter.
El Departamento de Estado y la Casa Blanca informaron de que un ciudadano estadounidense pereció en el ataque, sin precisar su identidad.
Fueron acuchillados. En la masacre, la mayoría de las víctimas murieron por arma blanca. "Encontramos 20 cuerpos. La mayoría murieron brutalmente por armas cortopunzantes", manifestó el portavoz militar Nayeem Ashfaq Chowdhury.
Un alto mando militar afirmó que todas las víctimas eran extranjeras, pero un portavoz indicó que el balance preciso no estaba claro.
Los atacantes habían irrumpido en el restaurante alrededor de las 21:20 locales (9:20 a. m. del viernes en Costa Rica) al grito de Allahu Akbar (Ala es grande), abriendo fuego y usando explosivos.
"Entraron (al restaurante) con explosivos y granadas", relató a un canal de televisión de Buenos Aires el chef argentino Diego Rossini, quien pudo escapar por el tejado.
"Tengo mucho miedo, sinceramente. La mitad de los cocineros se metieron en un baño y no tenemos noticias. No sé si están vivos", agregó.
Rossini se alegró de que fuera "un día un poco flojo (con poca clientela)" y no hubiera "tanta gente comiendo en el restaurante". "Pero fue una situación horrenda".
Otro rehén contó a su padre que los atacantes separaron a los bangladesíes de los extranjeros. "A ellos (los extranjeros) se los llevaron al piso de arriba, mientras que a los nacionales los sentaron alrededor de una mesa", dijo este padre, Rezaul Karim, a la AFP. "Mi nuera lleva el hiyab. Quizás eso salvó a toda la familia".
Tras el asalto de las fuerzas de seguridad, la primera ministra, Sheij Hasina, declaró que el país está "determinado a erradicar el terrorismo" en este país de mayoría musulmana.
"El islam es una religión de paz. Dejen de matar en nombre de la religión", afirmó Hasina horas después en un mensaje televisado, en el que declaró dos días de luto nacional.
El papa Francisco condenó lo ocurrido, calificando los ataques de "actos bárbaros que son ofensas contra Dios y contra la Humanidad", en un telegrama de condolencias enviado a Bangladés.
Violencia sectaria. Bangladés sufre desde hace meses una serie de asesinatos de representantes de minorías religiosas, intelectuales y extranjeros, crímenes de los cuales el gobierno acusa a grupos locales, pese a haber sido reivindicados por EI o un brazo local de al-Qaeda.
Oficialmente, el Gobierno niega que el EI esté implantado en Bangladés, pero este ataque, rápidamente reivindicado por la organización extremista en un comunicado dirigido a la agencia Amaq, hace temer la expansión de estos dos grupos yihadistas en el país.
Las autoridades han prohibido al principal partido islamista presentar candidatos a las elecciones y varios de sus dirigentes fueron arrestados o ejecutados recientemente por el papel que desempeñaron en la guerra de independencia de 1971.
Paralelamente, el mes pasado lanzaron en todo el país una serie de operativos contra los grupos yihadistas locales que acabó con unas 11.000 detenciones.
Varios grupos de defensa de los derechos humanos estiman, sin embargo, que estas detenciones son a menudo arbitrarias o que tienen como objetivo acallar a opositores políticos.