Nairobi. AP y EFE. La indignación de los ciudadanos se hizo presente ayer en las calles de la capital de Kenia. Estos cuestionaron la demora de siete horas con que las autoridades respondieron al ataque yihadista en una universidad.
A poco de que concluyan los tres días de luto por la masacre de la Universidad de Garissa , cientos de personas se congregaron en el parque Uhuru de Nairobi para recordar a las 148 personas asesinadas por al- Shabab y pedir al Gobierno que [[BEGIN:INLINEREF LNCVID20150407_0011]]mejore la seguridad[[END:INLINEREF]] en el país.
El cuestionamiento a la actuación de las autoridades surge luego de saberse que, poco antes del amanecer del jueves, funcionarios recibieron información del ataque terrorista.
Se han generado interrogantes en torno a si la tardanza de la Policía contribuyó a que la cifra de víctimas se elevara en un país que enfrenta la amenaza de extremistas islámicos pertenecientes al grupo al-Shabab , que tiene su base en Somalia.
Durante una manifestación, estudiantes que pasaban junto a un camión del Ejército que llevaba soldados equipados con boinas rojas y fusiles les gritaron: “¿Dónde estaban ustedes?”. Los militares callaron.
Los manifestantes golpearon también los costados de un vehículo policial y durante algunos momentos se reunieron en el exterior de la sede de la policía del país, gritando de nuevo: “¿Dónde estaban ustedes?”
¿Quién respondía? Las Fuerzas Armadas, que tienen un cuartel en Garissa, fueron las primeras en responder a la emergencia con ayuda de algunos policías locales, dijo el Gobierno. La unidad táctica paramilitar, conocida como Reece, fue informada del ataque, pero quedó a la espera porque los militares dijeron que podían hacerse cargo de la situación, informó un alto mando de la Policía al tanto de la operación.
Tuvieron que pasar varias horas, en las que hubo bajas entre los militares, para que se tomara la decisión de enviar al grupo Reece, con sede está en Nairobi, el cual está entrenado para situaciones donde hay rehenes y en el combate en espacios cerrados.
El funcionario habló a condición de que se respetara su anonimato porque no está autorizado a hacer declaraciones.
El coronel David Obonyo, portavoz militar, no respondió de inmediato a las llamadas telefónicas que se le hicieron para solicitarle sus comentarios al respecto.
Debido a que los helicópteros de la Policía no podían volar por fallas mecánicas, los integrantes del cuerpo de élite tuvieron que viajar a Garissa, distante 320 kilómetros, en dos avionetas que no pudieron llevar a todos los miembros, por lo que algunos tuvieron que desplazarse en auto.
Una vez que el equipo táctico llegó al campus sitiado, a las 5 p. m. –casi 12 horas después de que comenzó el ataque–, sus integrantes mataron a los agresores y recuperaron el control del lugar. Para entonces, 148 personas habían muerto.
Kenia prometió que tomará represalias contra la milicia al- Shabab, y las Fuerzas Armadas anunciaron el lunes que habían lanzado ataques aéreos sobre campamentos militares de los yihadistas en Somalia .
La falta de una respuesta coordinada a una emergencia también afectó a las fuerzas de seguridad de Kenia luego del ataque de Al-Shabab al centro comercial Westgate de Nairobi en setiembre del 2013, en el que murieron 67 personas.
El ejército entró al centro comercial sin percatarse de que integrantes del Recce ya se habían infiltrado en el sitio y trataban de cercar a los agresores, lo que provocó un enfrentamiento entre ambas fuerzas del orden en el que murió un agente de la unidad de élite.
En el parque Uhuru, en la capital, centenares de personas se reunieron para rendir tributo a lás víctimas fatales del atentado.
“Es importante permanecer unidos y que la gente entienda que el terrorismo es un problema de todos los kenianos. Nos afecta a todos por igual y, si queremos solucionarlo, no podemos dejar que nos dividan” , comentó Meshack Okello, estudiante.
“¿Qué están haciendo?” , se preguntaba Meshack respecvto a la política antiterrorista del presidente Uhuru Kenyattó, quien recientemente aseguró ante el Parlamento que la seguridad “había mejorado” en el país.
“El Gobierno tiene que esforzarse más para incluir a las comunidades que se sienten marginadas, en especial a los jóvenes. El terrorismo es una cuestión que nos afecta a todos”, manifestó Joan Ngagi, una investigadora que se acercó a la vigilia con unas compañeras de trabajo.