Juba, SUDÁN DEL SUR. AFP. Mientras los insurgentes de Sudán del Sur combatían ayer contra las fuerzas gubernamentales, la continuación de los enfrentamientos hace temer una guerra civil y los países de la región intentan organizar conversaciones de paz.
Las tropas rebeldes, leales al exvicepresidente prófugo Riak Machar, se apoderaron de la ciudad de Bor el miércoles al anochecer, luego de un presunto intento de golpe fallido contra Salva Kir, el presidente de Sudán del Sur.
Kir afirmó que los derramamientos de sangre se debían a un intento de cuartelazo de su rival Machar, pero afirmó que estaba dispuesto a sentarse con él para tratar de resolver la crisis.
Riak Machar exhortó al Ejército a derrocar al jefe de Estado y aseguró que solo quiere negociar las condiciones de la eventual partida del mandatario, tras combates que han causado más de 500 muertos.
“Si él quiere negociar las condiciones de su partida del poder, estamos de acuerdo, pero él debe irse porque ya no puede mantener la unidad de nuestro pueblo, sobre todo cuando hace matar a la gente como moscas y trata de provocar una guerra étnica”, agregó.
Unas 450 personas murieron en Juba desde que estallaron los enfrentamientos el domingo, incluidos unos 100 soldados, afirmó el portavoz del Ejército Aguer.
Testigos han señalado casos horrendos de soldados y de rebeldes que ejecutan a la gente debido a su etnia, y advirtieron de que eso podía conducir a ataques en venganza y más violencia. Los choques hacen temer un conflicto étnico, pues Kir pertenece a la mayoría dinka y Machar, a los nuer.