El australiano, de 39 años, pasó su primer día en la prisión londinense de Wandsworth luego que el juez le negó la libertad bajo fianza en el marco de una extradición solicitada por Suecia por presuntos delitos sexuales.
Pocas horas después, un grupo de ciberactivistas llamado
Otros blancos recientes de ataques han sido el portal de pagos por Internet PayPal, que también clausuró la semana pasada la cuenta de WikiLeaks, y las páginas de la fiscalía sueca y de los abogados de dos mujeres que acusan a Assange de “violación y agresión sexual”.
WikiLeaks indicó ayer que no tenía nada que ver con los piratas informáticos y que seguían en pie los planes para nuevas revelaciones.
Por otra parte, una sociedad islandesa que permitía a WikiLeaks recibir donativos, DataCell, anunció ayer que demandará al grupo de tarjetas de crédito Visa por haber bloqueado sus depósitos.
WikiLeaks y Assange recibieron ayer otro respaldo importante, el de Geoffrey Robertson, reconocido jurista anglo-australiano especializado en derechos humanos y libertad de expresión que participó en el caso contra el exdictador chileno Augusto Pinochet.
Robertson se unió a la batalla legal para evitar la extradición de Assange en la vista prevista para el próximo 14 de diciembre.
El hijo del acusado, Daniel Assange, de 20 años, rompió el silencio ayer desde Melbourne en la red social Twitter para pedir un trato justo y “apolítico” para su padre.
El gobierno sueco, sin embargo, volvió a negar cualquier contacto con Washington, que ha convertido a Assange en su enemigo público número uno desde el inicio de la publicación el 28 de noviembre de 250.000 cables confidenciales del Departamento de Estado.
Entre los partidarios de Assange figuran además varias personalidades que el martes ofrecieron en conjunto hasta $285.000 para pagar la fianza necesaria para liberarlo.
Y el renombrado linguista y activista estadounidense Noam Chomsky se unió a una petición de intelectuales australianos para que las autoridades de Canberra expresaran “un apoyo firme” a su conciudadano.
El gobierno australiano, que días atrás dijo que apoyaría a Washington en una acción legal contra WikiLeaks, afirmó ayer que el responsable de las filtraciones era EE. UU., no Assange.