Medvedev se reunió con el líder rebelde abjasio Serguei Bagapsh en la principal ciudad de la región, Sujumi, una visita que amenaza con provocar la ira de Tiflis, que insiste en que Abjasia es parte integrante de Georgia.
En agosto de 2008 las fuerzas rusas entraron en territorio georgiano después de que el ejército de Georgia interviniese en otra región secesionista respaldada por Moscú, Osetia del Sur, y posteriormente en Abjasia, en un intento de arrebatar su control a los rebeldes.
Moscú reconoció entonces a las dos regiones como Estados independientes, en un movimiento que sólo fue secundado por Nicaragua, Venezuela y la pequeña isla de Nauru -en el océano Pacífico- y condenado por Occidente.