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Damasco. AFP. El jefe del movimiento chiita libanés se refirió ayer a una posible intervención directa de Irán y del Hezbolá en Siria para impedir una eventual caída del régimen de Bashar al-Asad, el mismo día en que un nuevo atentado ensangrentó a Damasco, y causó la muerte a 13 personas.
Hasan Nasralá, jefe del Hezbolá, admitió por primera vez la participación de sus combatientes junto al Ejército sirio en la región de Kusair, en el centro de Siria.
“Un gran número de combatientes (rebeldes) se preparaban para tomar el control de ciudades habitadas por libaneses”, por lo que era “normal ofrecer toda la ayuda posible y necesaria para apoyar al Ejército sirio, a los comités populares (milicias prorrégimen) y a los habitantes libaneses”, dijo al canal de televisión al-Manar.
“La batalla no terminó”, agregó Nasralá. Hacía alusión a las 13 localidades que se encuentran en Siria y que están habitadas total o mayormente por chiitas libaneses.
Al menos 13 personas murieron y 70 resultaron heridas en un nuevo atentado con coche bomba en Damasco, ocurrido al día siguiente de un ataque fallido contra el primer ministro sirio, Wael a- Halaki.
En momentos en que el debate sobre la utilización por el régimen de armas químicas contra la población agita las cancillerías, Barack Obama adoptó ayer un tono prudente y prometió reevaluar las opciones de EE. UU. sobre Siria si se prueba el uso esas armas.
Además, el empleo por los rebeldes de misiles tierra-aire llevó a la aviación civil rusa a prohibir a los aviones civiles sobrevolar Siria.
