Según informaron fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores, España “no puede avalar” los comicios con la presencia de sus observadores cuando “hoy por hoy, no tienen garantías” de que las elecciones se celebren en el marco del orden constitucional.
El Ejecutivo español se mantiene firme en su apoyo a Zelaya y en su oposición a las decisiones decretadas por el presidente de facto, Roberto Micheletti.
Aunque considera que “hay tiempo para que se pueda llegar a un acuerdo” antes de la cita con las urnas, “la actual tesitura hace que difícilmente se pueda reconocer el resultado electoral” , añaden las fuentes.
El Ejecutivo español exige el cumplimiento de los acuerdos entre Zelaya y Micheletti para que observadores internacionales supervisen el buen desarrollo del proceso electoral.
La Organización de Estados Americanos (OEA) tampoco formará parte de la misión de observación, compuesta por al menos 250 miembros, entre ellos varios expresidentes latinoamericanos, como el mexicano Vicente Fox o el peruano Alejandro Toledo.
Frente a la postura del Gobierno, el Partido Popular (PP) , principal de la oposición en España, sí considera que las elecciones en Honduras son la solución para recuperar la normalidad en el país centroamericano, como apoya Estados Unidos.
A falta de menos de una semana para la cita electoral, Micheletti anunció su intención de dejar el poder entre el 25 de noviembre y el 2 de diciembre, cuando el Congreso hondureño debatirá si se restituye o no a Zelaya, si bien aclaró que no es ninguna renuncia al cargo.
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