
PARIS (AFP) - Unos 40 países e instituciones internacionales prometieron el jueves en París un paquete de ayuda de 7.600 millones de dólares a Líbano, arrasado por la guerra, y dieron un voto de confianza al debilitado gobierno de Fouad Siniora, en una jornada en que Beirut volvió a ser escenario de violentos incidentes.
Deseosos de ver a Líbano convertido en un país "unido, independiente, democrático y soberano", los participantes en esta conferencia de donantes manifestaron su apoyo a las reformas que desea emprender el gobierno de aquel país, que se enfrenta por ello a una creciente y virulenta oposición prosiria.
"Un apoyo financiero sustancial e inmediato de la comunidad internacional es indispensable para acompañar" los esfuerzos del primer ministro libanés, Fouad Siniora, declaró Chirac, calificando esta conferencia de "evento crucial".
Entre otros participaron en la reunión el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, el Alto Representante europeo de Política Exterior, Javier Solana, la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, el presidente del Banco Mundial, Paul Wolfowitz, y ministros de España, Brasil, Alemania, Italia y Canadá, entre otros.
Con una deuda pública que representa más del 180% de su Producto Interior Bruto (PIB), el gobierno libanés se encuentra al borde del colapso y sus problemas financieros, muy preocupantes desde hace años, sólo se agravaron tras la guerra del pasado mes de julio entre la milicia chiita del Hezbolá e Israel.
El paquete de ayuda de 7.600 millones de dólares reunido en París se entregará en forma de donación, préstamos especiales o programas de cooperación.
La mayoría procede de las instituciones financieras internacionales aunque Arabia Saudita anunció que entregará a Beirut 1.100 millones de dólares.
Además, el Banco Mundial y el Banco Europeo de Inversiones anunciaron conjuntamente una ayuda de 2.000 millones de dólares, el Fondo Islámico de Desarrollo entregará 250 millones de dólares, Estados Unidos prometió 770 millones de dólares, la Unión Europea dará 520 millones de dólares y Francia realizará un préstamo especial a Líbano por un total de 650 millones de dólares.
Otros países prometieron ayudas menores. Por ejemplo, Londres anunció que donará 48 millones de dólares (37 millones de euros) a los refugiados palestinos que viven en Líbano, España agregó 5 millones de euros (6,5 millones de dólares) a los 30 millones ya concedidos en 2006 y Brasil, único país latinoamericano presente, anunció un proyecto de cooperación de un millón de dólares.
Este paquete financiero supera el concedido en 2002 por Líbano en una conferencia similar celebrada en París en la que se consiguió una ayuda económica de 4.200 millones de dólares de los cuales sólo se entregaron 2.400 millones.
Además del éxito financiero, la reunión de París supuso también un triunfo diplomático para Siniora, pero podría rodría resultar insuficiente frente a las protestas que se repiten en las calles de Beirut entre adeptos y detractores del gobierno.
"La reconstrucción física de Líbano es tan urgente como la reconciliación nacional", declaró Ban Ki-moon, pidiendo a todas las comunidades políticas y religiosas del país que "dialoguen y eviten recurrir a la violencia y la intimidación".
El jueves, una persona murió y otras 20 resultaron heridas en enfrentamientos en Beirut, tan sólo 48 horas después de una huelga general decretada por la oposición prosiria, que se saldó con la muerte de otras tres personas.
"Estamos reunidos en París por el bien de todos los libaneses, pero nadie puede ayudar a un pueblo si él no se ayuda a sí mismo", pidió Siniora en París apelando a la "razón" y a la "mesura" de sus conciudadanos.
El primer ministro explicó en París su programa de reformas socio-económicas con las que pretende fortalecer el crecimiento, restablecer el equilibrio financiero y atender a las demandas sociales de todos los libaneses.
Este plan provoca sin embargo la oposición de Hezbolá, muy cercana a Siria e Irán, que considera al primer ministro una marioneta manejada por los occidentales y pide por ello su dimisión.
"Si no ponemos en práctica el programa de reformas, nuestros objetivos de estabilización política y social y nuestro proyecto democrático estarán en entredicho. Un fracaso nos costará demasiado", subrayó Siniora, garantizando su intención de seguir gobernando.
En sus discursos, los dirigentes occidentales instaron también a Israel y a Líbano a respetar los términos de la resolución 1701 de la ONU del pasado agosto, que fijó las bases de la tregua entre el Hezbolá y el ejército del Estado hebreo.
Por su parte, Siniora recordó que Israel es el primero en seguir "violando" los términos de esta resolución de la ONU.
"Israel debe entender que la guerra en Líbano no le dio ni paz ni seguridad", recordó Siniora ante un tenso silencio de los responsables internacionales.
© 2007 AFP