Pekín. AFP . La Policía china bloqueó ayer el acceso a un cementerio donde están enterradas víctimas de la violenta represión del movimiento prodemocrático de Tiananmen, una de las muchas medidas del Gobierno para evitar la conmemoración del 24.º aniversario de los hechos del 4 de junio de 1989.
En Hong Kong, decenas de miles de personas enfrentaron una lluvia torrencial para participar de una vigilia en memoria de lo ocurrido en Tiananmen.
Bajo un cielo nublado, policías desplegados en el exterior del cementerio de Wanan, en el oeste de Pekín, bloquearon la entrada principal y pidieron a periodistas de la AFP abandonar el lugar.
Las familias de los estudiantes muertos por el Ejército chino celebran cada año ceremonias en ese camposanto, vigiladas de cerca por la Policía.
Casi un cuarto de siglo después de que el Partido Comunista Chino (PCC) envió los tanques a la plaza Tiananmen para reprimir la protesta, el régimen comunista sigue haciendo todo lo posible para evitar la conmemoración pública de los hechos acaecidos en 1989.
El tema está ausente en la prensa oficial y las autoridades censuran drásticamente cualquier alusión en las redes sociales, donde ayer estaba bloqueada la búsqueda de términos como “4 de junio”, “Tiananmen” o “vela”.
En la plaza Tiananmen, la Policía procedía ayer a controles de identidad de los turistas chinos que posaban para la tradicional foto delante del retrato de Mao Zedong.
Represión al olvido. La inmensa mayoría de los jóvenes chinos nacidos después de 1989 o demasiado jóvenes para acordarse no tienen ninguna noción de lo que pasó el 4 de junio. Los manuales escolares tampoco tienen ninguna referencia a lo que fue el mayor cuestionamiento del régimen comunista desde su fundación en 1949.
El recuerdo del 4 de junio lo mantienen vivo sobre todo artistas e intelectuales disidentes, apenas tolerados por el Gobierno.
Las autoridades también han puesto bajo vigilancia a algunos defensores de los derechos humanos, indicó la organización China Human Rights Defenders.
La matanza del 4 de junio terminó con 50 días de movilización a favor de la democracia y la libertad impulsada por los estudiantes y apoyada masivamente por la población. El movimiento contó con la indulgencia relativa de una corriente del Partido Comunista representada por el secretario general de ese entonces, Zhao Ziyang.
Esa corriente fue aplastada por Deng Xiaoping y su primer ministro, Li Peng, que hoy tiene 84 años, que impusieron la movilización de 200.000 militares para aplastar la “rebelión contrarrevolucionaria”.
En su momento, el Gobierno dio cuenta de 241 muertos, incluidos soldados, y 7.000 heridos. Pero observadores independientes cifraron el balance en más de 1.000.