La sabiduría china dice que un camino se recorre paso a paso.
Una diferencia entre este enfoque y el de comprar un tiquete y subir a un autobús es que en el paso a paso hay mayor probabilidad de abandonar la ruta.
Posiblemente, uno de los rasgos de la educación institucionalizada es que consiste en comprar un tiquete y subir al proceso. En cambio, la autoeducación o, como existe en algunos países, la posibilidad de educar a los niños en el hogar, tiene la dificultad de que todos los días hay que tomar la decisión sobre si continuar o no.
Igual dificultad ofrece la educación a distancia. En la educación presencial, el grupo, el contacto con los profesores, constituyen aseguramientos para continuar. Todo esto funciona tanto para romper con un hábito, como para establecer uno nuevo. La posibilidad de abandonar el proceso, de devolverse, de no continuar el camino, siempre está presente cuando se carece de aseguramientos o de circunstancias que fuercen a continuar.
Cuando la retirada está abierta, las dificultades del combate nos hacen mirar hacia atrás. En eso reside lo proverbial de la decisión de Hernán Cortés de quemar las naves.
Se dice que el uso de la fuerza de voluntad compromete una gran cantidad de energía psíquica y se recomienda como preferible recurrir a trucos que facilitan el proceso. Uno de ellos es el poder contar con un grupo de apoyo.
Cuando varias personas recorren el mismo camino, el propósito se refuerza. Los jóvenes lo saben y, por eso, hacen grupos de estudio, así como también existen grupos para hacer ejercicio antes de la jornada laboral, o bien se forman grupos de lectores que se reúnen periódicamente, o de ancianos, que ofrecen oportunidades de diversión y crecimiento.
La creación de la agenda es otro truco para robustecer la acción. Es más difícil saltarse el día y las horas preasignadas, que saltarse el propósito menos definido de hacer algo cuando tengamos el tiempo.
Por otra parte, la estadística visible en todo momento sobre cuántas veces en el mes hemos cumplido con el propósito, también puede representar un estímulo para esos momentos de duda, cuando algo nos dice que nada pasa si nos saltamos el compromiso por esta única vez.