Cheryl Delaney nunca previó, ni en un millón de años, que pasaría su retiro trabajando con personas mayores. Toda su carrera fue en el sector financiero – como oficial bancario y administradora de préstamos, en cobranza y, finalmente, como gerente de oficina en Fidelity Investments en Boston– . El cambio de bacinicas no estaba en su lista de deseos.
Sin embargo, la vida se desarrolla de manera extraña. En 2004, Delaney estaba buscando una nueva posición en la banca, visitó www.retirementjobs.com, que ofrece ofertas de empleo y orientación profesional para personas mayores de 50 años. Tres años más tarde decidió dejar Fidelity y dejar de trabajar a tiempo completo. Hizo algún trabajo administrativo, reformó su casa en Milton, Massachusetts, y estaba “muy felizmente jubilada.”
Hasta que no lo estuvo. A finales de 2012 estaba poniendo demasiada atención a su aparato de televisión. “Mis perros me estaban poniendo los nervios de punta”, dijo. Consideró volver al trabajo, pero enfáticamente, no quería ir a una oficina.
Casi al mismo tiempo, recibió una llamada de Mature Caregivers (Cuidadores maduros), un sitio hermano de www.retirementjobs.com. Buscaban colocar cuidadores mayores de 50, y habían encontrado su información en la base de datos. ¿Le podría interesar el empleo?
“Dije: 'No tengo experiencia médica”, recordó Delaney, de 66 años. “Me dijeron: 'Usted sólo tiene que tener sentido común.”
“Y una semana más tarde fue a una entrevista. Hoy día, ella trabaja cuatro horas al día, cinco días a la semana, en Boylston Place, un centro de vida asistida en Brookline, Massachusetts. “Es todo un cambio”, dijo.
La historia de Delaney es una lección para los jubilados. Muchos se preocupan de que sus habilidades existentes no sean aplicables a las nuevas industrias, que su experiencia no es transferible y que van a tener que reinventarse para seguir siendo competitivos. Esto, por supuesto, puede ser abrumador.
“Hay un verdadero mito en torno a la reinvención, sobre todo cuando se habla de personas en sus años 60 y 70”, dijo Nancy Collamer de Old Greenwich, Connecticut, experta en desarrollo de carreras de personas semi-retiradas, y autora de Second Act Careers . “¿Por qué quiere tirar todo lo que le dio la vida, el trabajo y la experiencia profesional? Hay mucho más acerca de reconfigurarse, tomando lo viejo y mezclándolo con lo nuevo, y dar con algo que lo va a excitar en la segunda mitad del tercer cuarto de siglo”.
Un estudio efectuado por la AARP en 2008 arrojó que 83 % de los trabajadores estaban interesados en programas de creación de nuevas habilidades y lograr progreso en sus carreras. Sin embargo, 90 % quería cursos de capacitación para actualizar sus habilidades y conocimiento actuales.
“Es mucho más fácil para las personas hacer eso si pueden apoyarse en algún aspecto de lo que hacían antes”, dijo Collamer. “Esto no significa que si ha sido contador en un entorno corporativo, encuentre otro trabajo de contabilidad. El objetivo es dar un paso hacia atrás y mirar – “Bien, ¿qué fue lo que más me gustó de ser un contador?” “Uno podría descubrir que lo que disfrutó es ir a las conferencias y conocer a otras personas en el campo”.
Eso es algo que Marie Ardito aprendió acerca de sí misma después de retirarse a los 62 años de la enseñanza de matemáticas en primaria y secundaria.
Dos semanas después de la jubilación, su “inquietud” creció y tomó un trabajo como directora ejecutiva de un grupo de jubilación. Actualmente de 77 años, Ardito es la coordinadora de información para Massachusetts Retirees United , grupo sin fines de lucro. Una gran parte de su trabajo consiste en realizar seminarios y motivar jubilados, muchos de los cuales solían ser educadores.
“Una de las cosas que me vuelve loca es el comentario: 'No puedo hacer nada más que enseñar”', dijo Ardito.
“Yo digo: si puede relacionarse con niños, por lo general podrá relacionarse con cualquiera. Las habilidades son transferibles. He conocido a personas que fueron maestros y que están trabajando en las salas de admisión hospitalaria: llevan consigo sus habilidades de cuidado, su conocimiento de computadoras, de desarrollo de programas”.
Para ayudar a las personas a averiguar cómo pueden ser usadas sus viejas habilidades en nuevas formas, Encore.org coordina una red de organizaciones que ofrecen un programa de becas.
Los candidatos deben tener un mínimo de 15 años de experiencia laboral, pero por lo general tienen alrededor de 25 años, dijo la directora nacional, Leslye Louie. Durante el período de la beca – que dura de seis a 12 meses, a tiempo parcial o tiempo completo– los participantes reciben de $20.000 a $25.000 por 1.000 horas de trabajo.
“La gente a menudo ni siquiera sabe cómo sus habilidades son transferibles – esa es la razón número uno por la cual la gente aplica”, dijo Louie, quien también es ex becario.
“Pasamos mucho tiempo trabajando con ellos en el cambio de cultura, cambio de identidad, y en cómo sus habilidades se pueden transferir. Creo que las habilidades son activos de toda la vida, y lo ideal es que usted esté las está adquiriendo y usando constantemente”.
Louisa B. Hellegers también usó sus viejas habilidades en nuevas formas de trabajo, posteriores a su jubilación. En noviembre de 2009, Hellegers, de 66 años, dejó su trabajo como editora en Cambridge University Press. Tomó un trabajo voluntario supervisando al comité de búsqueda de un director musical para un grupo de cantantes amateur en Nueva Jersey.
“Había hecho una enorme cantidad de contrataciones en mi vida anterior”, dijo Hellegers, quien vive en Nueva York. “Había perfeccionado mis instintos sobre lo que se ve en un currículum y cómo se traduce eso para identificar de qué forma encajan las personas en una organización.”
Alrededor de un año más tarde presentó su solicitud para ser miembro de Encore, y en el verano de 2011 fue colocada en el Centro de Oportunidades de Empleo, agencia sin fines de lucro en Manhattan que ofrece servicios de empleo para los presos recientemente liberados. Su trabajo consistía en desarrollar al personal de la empresa, que requiere habilidades editoriales, de entrevistas, entrenamiento y técnicas de comercialización. “Estaba haciendo 'coaching’ y tutoría de personas”, dijo.
Después de que terminó su beca, Hellegers quedó como directora de desarrollo de la organización. En agosto se retiró – de nueva cuenta – y tenía la intención de viajar con su esposo.
Pero entonces recibió una llamada de Encore. El director del programa de New York Encore Fellows se estaba retirando de la empresa, y Encore quería saber si estaría interesada en tomar el trabajo. Lo estaba.
Nadie está más sorprendido por su transición que ella. “Cuando salí de mi antiguo trabajo me dijeron que no podía ir a ninguna otra parte salvo por la editorial,” dijo. “Hasta que hice la búsqueda de director musical, fue que empecé a darme cuenta de que, Guau, estas habilidades eran realmente transferibles”.