Una nueva cepa del hongo Fusarium oxysporum, conocido como mal de Panamá, tiene en alerta a los bananeros y al Gobierno costarricenses, pues aún no se sabe cómo combatirlo.
Se trata de la cuarta generación del hongo ( Fusarium oxysporum f. sp. cubense ), la cual aún no está presente en el continente americano, pero sí se encuentra en países de Asia y África, así como en Australia.
Una eventual llegada al país sería letal para las plantaciones bananeras, por lo que se elevaron la alerta y las medidas preventivas.
La Corporación Bananera Nacional (Corbana) y el Servicio Fitosanitario del Estado (SFE) consideran una amenaza real la posible llegada del hongo, transportado en tierra en las suelas de zapatos, plantas ornamentales u otros medios.
La actividad bananera es una de las más representativas en las exportaciones costarricenses. El país coloca al año alrededor de 110 millones de cajas de 18,14 kilos de banano, procedentes de unas 43.000 hectáreas cultivadas, según las estadísticas en la página web de Corbana.
Esa actividad generó exportaciones por $905 millones durante el 2014, según las cifras del portal estadístico de la Promotora del Comercio Exterior (Procomer).
Corbana calcula que unas 40.000 personas tienen empleo directo en las fincas bananeras.
Amenaza. La cuarta generación del mal de Panamá ataca particularmente a la variedad de banano Cavendish, utilizada en las plantaciones costarricenses.
El hongo entra por la raíz de la planta, sigue por el tallo y llega a las hojas. Produce amarillamiento hasta que la planta se marchita totalmente y sucumbe ante la enfermedad.
Así lo explicaron Jorge Sauma y Jorge Sandoval, gerente general y director de Investigaciones de la Corporación Bananera Nacional (Corbana), quienes advirtieron de que también afecta las plantaciones de plátano.
Esta amenaza real y la importancia económica de la producción bananera, hicieron que se coordinaran medidas de prevención para evitar al máximo el ingreso del nuevo tipo del hongo.
Según un comunicado del SFE, los esfuerzos se realizan a escala regional y mundial, con participación de entidades como el Organismo Internacional Regional de Sanidad Agropecuaria (Oirsa) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
A escala nacional, se desarrolla una estrategia con un incremento de los controles fitosanitarios en los aeropuertos, puertos y puestos terrestres de entrada, así como el reforzamiento del personal en esos puestos.
Además, se puso en marcha una campaña informativa.