Berlín (DPA). La representante de la primera economía europea, la canciller Angela Merkel, fracasó hoy en su intento por alcanzar el acuerdo internacional para adoptar una mayor regulación de los mercados financieros que incluya un impuesto bancario internacional para ayudar a solventar posibles crisis en el futuro.
En una conferencia celebrada en el Ministerio de Finanzas de Berlín con el fin de abordar la reforma de los mercados, la líder democristiana aseguró ser consciente de que no puede lograrse el consenso en la primera reunión, pero hizo hincapié en que ese grevamen "no arruinará" a nadie y pidió cooperación internacional para calmar los turbulentos mercados.
"Mi petición va dirigida a todo el G20, también a los países que no quedaron especialmente afectados por tendencias específicas de los mercados financieros. El objetivo es sacar el proceso adelante, como un todo", dijo en el simposio, que aunque tenía como objetivo allanar el camino para las próximas cumbres del G20 y el G8 en Canadá a finales de junio, sólo consiguió resaltar aún más las divergencias.
La jefa de gobierno advirtió de que hará campaña por la creación de ese fondo internacional financiado por los bancos y lo propondrá en la cumbre de Toronto y animó sin éxito a todo el G20, que agrupa a las potencias más industrializadas y los países emergentes,- como Brasil, México y Argentina- , a sumarse a esa "causa común".
"En tiempos de crisis, tenemos que enviar una única señal", insistió recalcando que sería "extremadamente frustrante" que los países del G20 no actuasen en la misma dirección.
Además de la tasa bancaria, su más ambiciosa petición, Merkel exigió un control más estricto de los bancos y las deudas estatales, así como una estrategia común europea para salir de las medidas extraordinarias anticrisis.
En una videoconferencia, la ministra francesa de Economía, Christine Lagarde, coincidió con la canciller en que ese tipo de regulaciones no tienen efectividad si no se aplican de manera global.
Sin embargo, entre las principales potencias económicas mundiales no existe ningún acuerdo respecto a las normas que a partir de ahora regirán los mercados financieros. De hecho, muchas, como Canadá y Corea del Sur, rechazaron abiertamente ese gravamen a la banca.
Las contundentes palabras de la primera canciller alemana no pudieron cambiar la postura de esos países, reacios a aplicar ese impuesto porque sus bancos no quedaron afectados por la crisis y sobre todo porque no se consideran los causantes de la misma.
"Dudamos que una tasa bancaria lleve a la estabilidad", dijo Tiff Macklem, secretario de Estado de Finanzas de Canadá, país anfitrión de la próxima reunión del G20. Macklem se mostró muy escéptico respecto a la posibilidad de que en Toronto se pueda lograr una solución que agrade a todos. "No habrá esa solución global", aseveró.
Otros países, como Brasil, no ocultaron su desagrado, pero aseguraron que valorarán la propuesta. "El hecho de que Brasil tenga un sistema financiero más resistente no significa que no vayamos a asumir nuestra responsabilidad", dijo a dpa Luiz pereira da Silva, del Banco Central de Brasil.
Mientras tanto, la Unión Europea (UE) anunció que hasta octubre la Comisión no presentará una propuesta europea para tratar las ventas a corto al descubierto.
Según dijo en Berlín el comisario de Mercado Interior de la UE, Michel Barnier, esa solución europea respecto a la posible prohibición de las inversiones altamente especulativas incluirá que sea obligatorio registrar al menos este tipo de operaciones con seguros de impago (Credit Default Swaps/CDS).
La conferencia de Berlín tuvo lugar en un ambiente de fuerte inquietud en los mercados. Durante toda la semana las bolsas se mantuvieron revueltas debido a la crisis del euro y a la decisión de Alemania, que de mandera unitaria, optó por prohibir hasta finales de marzo las ventas a corto al descubierto de las operaciones con seguros de impago (Credit Default Swaps/CDS) sobre bonos soberanos y de los diez principales institutos financieros germanos.
Esa medida, que fue dictada el martes por la noche por el organismo regulador financiero alemán, Bafin, y entró en vigor el miércoles, será, en opinión de Merkel, la llave para estabilizar los mercados financieros.
La conferencia de Berlín se produjo un día antes de que el Parlamento legisle el aporte de Alemania, de hasta 148.000 millones de euros (180.000 millones de dolares), al paquete global aprobado la semana pasada por la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI) de 750.000 millones de euros (915.000 millones de dólares).
En el simposio de la capital alemana participó también el secretario general de la OCDE, Angel Gurría. Además, estuvieron representados el FMI, el Banco Mundial, Canadá, que preside el G20, Corea del Sur, que lo hará en la segunda mitad del año, y Brasil.