
Los fuertes lazos que han unido durante 12 años a la Incae Business School y al filántropo suizo Stephan Schmidheiny dejan a la institución no solo la incorporación del desarrollo sostenible en los negocios, sino también la enseñanza sobre cómo gestionar los recursos que se donan a la institución, cómo rendir cuentas y cómo atraer a nuevos socios.
El viernes anterior, el hasta entonces rector del Incae, Roberto Artavia, hizo una rendición de cuentas ante el principal donante extrarregional de la institución: el industrial Schmidhein, quien en 12 años entregó más de $16,5 millones al Centro Latinoamericano para la Competitividad y el Desarrollo Sostenible (Clacds).
Ese día fue el último de Artavia como rector y la última rendición de cuentas a Schmidhein, quien el año pasado finalizó la entrega de recursos al Incae, como ambos socios habían determinado.
Ahora le corresponde al Incae buscar más recursos para continuar en los procesos de formación e investigación para que la entidad continúe siendo el centro de análisis en el proceso de desarrollo del istmo , según Artavia.
Sin embargo, la relación con Schmidheiny y el Incae se mantiene, puesto que el suizo es uno de los directores de la institución.
Un líder. Schmidheiny impulsa su visión de desarrollo sostenible por medio de su fundación Avina, que cuenta con casi 1.500 socios, y el Grupo Nueva.
Schmidheiny, lleno de entusiasmo y gran vocero de la responsabilidad social de las empresas y el crecimiento con sostenibilidad, comentó a La Nación que una de sus principales preocupaciones en la actualidad es la escasez de energía y de recursos, y teme que algún día la cantidad de comida que haya en el mundo no sea suficiente para toda la humanidad.
El sábado, Schmidheiny realizó una disertación sobre el efecto del cambio climático en los negocios, en la ceremonia de graduación de 94 estudiantes del Incae.