La Tricolor tendrá una Semana Santa muy diferente, pues estará concentrada debido a los partidos eliminatorios ante Jamaica. Por ello, los jugadores creyentes no podrán asistir a ninguna actividad religiosa.
Este miércoles, monseñor Ángel San Casimiro tendrá una pequeña reunión con el grupo a petición de Óscar Ramírez, debido a la buena relación que tiene con el sacerdote desde su infancia.
No será una misa, sino un encuentro espiritual, debido a que los jugadores tienen distintas creencias espirituales.
Además, Ramírez afirmó que se le dará un espacio al plantel para que tenga un momento de reflexión, antes del viaje a Jamaica del próximo jueves.
Por otro lado, los jugadores reconocen que viven la Semana Mayor como si fuera cualquier otra, enfocados en los juegos y en las funciones tácticas que les encomienda Macho.
"Para mí no tiene mayor relevancia. Vinimos a lo que vinimos. Ni modo, así se presenta la situación. Es la primera vez que me toca jugar un partido eliminatorio un Viernes Santo y cada uno lo hace a su manera", dijo el volante Celso Borges.
En el caso del seleccionador, dedica todas sus mañanas a rezar con un libro de oración y trata de asistir los domingos a misa.
El técnico reconoce que es complicado jugar un Viernes Santo pues choca con sus creencias, sin embargo, ese día tomará la mañana previa al juego para tener un momento de reflexión a solas.
"Creo que debe haber un equilibrio entre lo religioso y laboral", reconoció Ramírez.
Otros como Rónald Matarrita admiten que provienen de una familia religiosa, sin embargo, en esta semana todo cambia.
"Mi familia es creyente, pero esto simplemente es trabajo. Indiferentemente de la fecha, tenemos que hacer un excelente partido para tener un final de clasificación confortable", apuntó el lateral izquierdo.