Redacción
Melissa Herrera alistó sus maletas y salió rumbo a Estados Unidos en abril, con la ilusión de tener un desarrollo deportivo y económico. Quería dejar atrás el semiprofesionalismo del fútbol femenino de Costa Rica, olvidarse de no contar con fisioterapeutas o uniformes de entrenamiento y recibir una remuneración justa.
Por ello, la habilidosa volante firmó con el FC Indiana de la segunda división estadounidense.
Sin embargo, para su sorpresa dicho club ni siquiera cuenta con las condiciones mínimas que dan los equipos de Costa Rica.
Con solo 30 días de estar allá y a falta de dos meses más de contrato, la tica se desvinculó de ese combinado por la situación que vivía.
Herrera contó que no recibió el trato que esperaba, pese a que económicamente es mucho mejor estar en Estados Unidos que en Costa Rica. En este caso aplica la conocida frase "el dinero no compra la felicidad".
"Al inicio todo se estaba cumpliendo, pero todo empezó cuando noté que no nos daban los tiempos libres como se negoció. Por ejemplo, yo quería salir a conocer la cultura y no me dejaban. No tenía derecho a salir ni nada, entonces por ese lado me sentía encarcelada", recordó.
Por ese motivo, Herrera tenía que pasar en el apartamento donde vivía o en la cancha.
Lea además: Portera Noelia Bermúdez: 'Al principio sentí ganas de devolverme'
A Melissa ni siquiera le proporcionaron el uniforme para los entrenamientos.
"Después del preolímpico (para Río 2016) querían que yo me fuera, ellos me contactaron, y ahí ya sabía que no era un club grande, aún así me fueron mejorando la oferta hasta que en el tercer ofrecimiento me interesó. Llegando al club me di cuenta que era algo muy raro porque no había médico, fisioterapeuta ni uniformes para entrenar, entonces ya veía esas cosas", detalló.
La gota que derramó el vaso y causó enojo en la jugadora fue la actitud que tomó su entrenador cuando ella realizó una salida, según dice en su tiempo libre, con compañeras de su equipo y una colega de otra escuadra.
"La razón que al final me hizo devolverme fue que cuando ya nos dieron permiso para salir, visitamos la ciudad de Chicago. Estuve con una compañera del otro equipo, ella nos llevó a conocer y yo en esa salida fui profesional en todo aspecto, pero al entrenador no le gustó eso y nos dijo que podíamos estar compartiendo información del equipo; él nos dejó afuera, nos hizo al lado en los entrenamientos y ahí decidí pedir mi libertad", explicó.
Otra experiencia que tenía incómoda a la volante era no contar con privacidad en la casa en la que vivía, ya que debía compartir un cuarto con otras tres futbolistas.
"Me daban alimentación, hospedaje y transporte. El primer mes, con cuatro días me pagaron mes adelantado, lo único que me quedaron debiendo fue que en un cuarto de dos personas dormíamos cuatro, eso no me dejaba estar cómoda. Era un departamento del equipo, vivíamos con una de las muchachas encargadas de divisiones menores, pero tenía poca privacidad", relató.
La experiencia fue complicada para una futbolista acostumbrada a estar en clubes como Moravia y Saprissa, quien a su vez es llamada con constancia a la Selección Nacional.
Lea además: Futbolista Karla Villalobos es otra luego de rebajar 17 kilos
"Yo sentía que estaba en un equipo de barrio. En el momento pensé que la oferta era buena por ser segunda división de Estados Unidos, pero en realidad el nivel era similar acá, tal vez un poco más rudo físicamente", describió.
Herrera no le cierra la puerta al balompié internacional, eso sí, enfatiza que ahora tomará con más cuidado cualquier posibilidad que le ofrezcan.
La seleccionada tica ahora cuenta con un agente, quien se encarga de manejar sus opciones y exigir las mejores condiciones.
La Nación le consultó a Shek Borkowski, entrenador del F.C. Indiana, sobre lo denunciado por la costarricense, pero el estratega dijo que no se referiría al tema.
"Lo sentimos, pero todas las cuestiones personales entre el FC Indiana y una jugadora son confidenciales. Melissa tiene un buen futuro en el fútbol femenino y si se centra en su trabajo para el que se compensa le irá bien, será un éxito y le deseamos todo lo mejor en su futura carrera", escribió en un correo electrónico.
Se le insistió sobre si Herrera había incurrido en alguna falta disciplinaria mientras estuvo en Estados Unidos, y solo respondió: 'Respecto a ese tema no vamos a hablar".
Alejandro Salisbury, facilitador para que la futbolista tuviera el chance de ir a Indiana, agregó que él está acostumbrado a llevar jugadoras a Indiana y nunca se había dado ningún problema.
"En este equipo hay jugadoras de once países diferentes y el único problema se dio con Melissa, entonces no entiendo. La historia del club dice que ha tenido 12 futbolistas mundialistas, nunca se han dado quejas hasta ahora, entonces me parece que no es un problema de equipo, sino de jugadora", finalizó.
Nota del redactor: El texto fue actualizado a las 2 p.m. para incluir la respuesta de Shek Borkowski, entrenador del F.C. Indiana.
Otras futbolistas ticas corrieron mejor suerte, pero aún así regresaron al país
Carolina Venegas y Diana Sáenz estuvieron en la última temporada en el Madrid CFF de la liga de ascenso de España, donde vivieron una experiencia única, pues por fin se pudieron sentir como jugadoras profesionales.
Ambas destacaron que recibir un salario por únicamente rendir en el campo de juego y en los entrenamientos les permitió sentirse valoradas como deportistas.
"Yo diría que fue una experiencia muy diferente en comparación a lo que vivimos acá. Es muy bonito porque hay un trato profesional, jugar fútbol es un trabajo y eso es algo que uno valora mucho. Ser remunerado por jugar y saber que ese es su trabajo, y solo tiene que rendir en partidos y entrenamientos, es muy bueno para uno", comentó Carolina Venegas.
Venegas y Sáenz tuvieron la posibilidad de continuar en el club, pero decidieron no hacerlo.
La primera fue porque llegó como refuerzo para buscar el ascenso y la propuesta para estar toda la temporada no era tan atractiva, mientras que la segunda volvió por un asunto personal.
"A nosotras nos daban alimentación cuando estábamos con el club, también transporte y hospedaje con servicios todo pago, entonces era muy motivante", señaló Carolina.
Por su parte, Sáenz evaluó el chance de actuar afuera como una oportunidad de alcanzar un nivel más alto de exigencia.
"Las experiencias fueron buenas, el nivel era más competitivo, tenía una tarea extra de demostrar al entrenador y al grupo porque siendo internacional, yo estaba ahí. Era un reto para mí aunque solo estuve dos meses", finalizó.
Las dos futbolistas esperan tener la oportunidad de volver al fútbol internacional.