Escuchar
Zarcero, Alajuela.
Los burritos y el haber crecido cinco centímetros en el último mes acabaron con el sueño de Adyerika Saavedra de conseguir su segunda medalla de oro en el karate de los Juegos Deportivos Nacionales.
La atleta, de 14 años, no pudo dar el peso en la categoría de menos de 45 kilos que debía tener este lunes a las 10 a. m.
"Llegué ayer —a Zarcero— pesando 49 kilos, tenía cuatro arriba, y me puse a correr toda la tarde de ayer y la mañana de hoy, pero me faltó un kilo", dijo Saavedra.
LEA Cuando no hay comida, Daniel se alimenta de voluntad
Según Kristel Saavedra, la madre, y quien participa como juez en las competencias de karate, ver a su hija fuera le dolió mucho, pero es entendible.
"Sé que ella comía en la soda del colegio, muchos burritos, a mí no me miente", expresó la mamá entre risas.
"Hicimos lo que pudimos, ayer se puso a correr desde el mediodía hasta las ocho de la noche, hoy se levantó a las cinco de la mañana y corrió hasta las 10, pero solo me bajó tres kilos", añadió la madre.
LEA Tener cáncer no le quitó a Alexánder el sueño de ganar oro en los Juegos Nacionales
"Todo el mundo le echó la responsabilidad a ella (Adyerika), pero es también culpa mía, pues soy mamá y entrenadora, lo que pasa es que apenas tiene 14 años y si le ofrecen pizza no va a decir que no, ella no está a dieta, además, en el último mes creció cinco centímetros, y eso cuenta".
De pie junto a Adyerika estaba Yirlany, su hermana mayor (15 años), quien expresó que es duro cuidar el peso siendo adolescente.
LEA Dainna: la niña asmática que ahora nada en oro en los Juegos Nacionales
"Uno quiere comer de todo, es duro subir o bajar de peso; mi mamá no me deja comer "chucherías" (comida chatarra), pero me las como en el colegio y yo misma me hago el daño", señaló Yirlany, quien debió correr entre domingo y lunes para bajar dos kilos de más.
La mayor de las Saavedra, quien pelea en la categoría Sub 15 de menos de 47 kg, aceptó que los burritos son una tentación para ambas.
Tanto Yirlany como Adyerika se ríen al aceptar que su mamá debió pagar una cuenta en la soda del cole, ahí donde los burritos les encantan.
