Una final soñada, escrita con el mejor libreto de las películas de Hollywood, con un protagonista a punto de perder todo por lo que luchó, pero que en un inesperado cierre se deja la gloria y los aplausos.
Así se puede resumir el juego en que los Cavaliers de Cleveland ganaron el cetro este domingo.
Hace diez días caían 1-3 en la serie ante los Warriors de Golden State, muchos los daban por muertos pues necesitaban lo que ningún equipo logró antes: ganar tres partidos seguidos para imponerse 4-3.
LeBron James y sus compañeros quebraron esa estadística. ¡Y de que manera! Ganaron en la casa del equipo que registró la mejor marca de temporada regular en la historia de la NBA (73 victorias y solo 9 derrotas), el mismo que los derrotó en la final de hace un año.
Además, los Cavs ganaron por primera vez un título.
“Regresé (jugaba con el Heat de Miami) por un campeonato para mi ciudad. Di todo, corazón, sangre y sudor. Tomamos el camino más difícil, pero pasó por algo. Pasamos por tanta adversidad en los últimos años, pero sabía de lo que era capaz este equipo”, dijo James a ESPN.
James fue determinante con un bloqueo a André Iguodala faltando 1:50, que impidió que los Warriors rompieran el largo empate a 89 puntos.
Sería injusto que solo LeBron se lleve el crédito, porque Kyrie Irving fue impresionante, con 26 puntos. Por momentos cargó con el peso de su equipo y marcó el triple que quebró el empate a 89 en el cierre del juego.
Curry decepcionó. Entre tanto, la estrella de Golden State, Stephen Curry, quedó debiéndole a su equipo; simplemente no fue determinante y falló en los momentos importantes, pero no solo en el juego de este domingo.
Con el marcador empatado en 89, Curry tuvo un triple que falló pese a tener una marca simple; se supone que esos lanzamientos son su especialidad.
Además, en la acción siguiente Kyrie Irving le anotó el triple del triunfo en su cara.
Curry solo marcó 17 puntos anoche. Fue Draymond Green quien mantuvo a los Warriors con opciones de ganar su segundo anillo seguido, al anotar 35 unidades.
No obstante, los lanzamientos finales que valían el título no fueron a sus manos, sino a las del desconocido Curry.