Ciudad Quesada, San Carlos.
Con la meta fija en la medalla de oro, Kevin Solano no tiene problema en seguir las sombras que le han acompañado toda la vida para conseguir su objetivo.
Integrante del equipo de halterofilia de Heredia, este deportista es uno de los cientos de ejemplos de lucha que se encuentran a diario en los Juegos Deportivos Nacionales.
Sancho, con 15 años y vecino de Heredia, padece de retinosis pigmentaria, enfermedad que desde que nació le quitó un 97% de la visión.
"Se dice que es hereditaria —la retinosis pigmentaria—, pero no conozco a nadie de mi familia que la tenga", expresó Sancho este jueves durante las competencias.
Apoyado de compañeros que le ayudan a desplazarse por los pasillos de la escuela San Martín, donde se ubica la villa y el escenario de competencia de la halterofilia, Sancho participa en la categoría Sub 17 de 77 kilos.
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Según dijo, el gusto por el levantamiento de peso surgió instantáneamente cuando escuchó de la disciplina.
"Oí hablar de halterofilia y me dije que esto era lo mío, probé y me encantó, primero empecé con un palo de escoba", comentó Sancho.
Vecino de Guararí, en Heredia, el atleta acepta que a veces su baja visión le complica las cosas a la hora de aprender la técnica de los movimientos.
"Cometo errores muy comunes, pero mis compañeros me ayudan mucho; he ido aprendiendo y ahora vengo a los Juegos Nacionales por la medalla de oro".
Estudiante de octavo en el Colegio Técnico Profesional de Ulloa, e hijo de José Solano y Silvia Ortega, Kevin dice que su deseo es ser abogado o administrador.
Mas, por ahora, su objetivo está en la medalla de oro.