Tiene 36 años, es dominicano y pocos saben que de niño disfrutaba con el bate en la mano. Le gustaba el béisbol, pero al pisar suelo tico, su corazón cambió de deporte. Justo este miércoles, Mambo lanzó un jonrón, decisivo e inesperado para la sufrida grada.
Fue un batazo que, literalmente, despertó a la feligresía florense, apagada a la altura del minuto 65, cuando el sufrimiento reflejado en sus rostros no veía por dónde Herediano alcanzaría el anhelado empate.
Fue ahí, precisamente, en esa jugada en la que Mambo vio cómo Yendrick Ruiz desvió el balón de cabeza, le dejó la pelota a boca de jarro y, ¡trallazo! Fulminante, enloquecedor, un salvavidas para el ahogado Team, falto de respuestas en el campo y desde el banquillo.
Fue más Belén. Un equipo merecedor del triunfo y de todos los aplausos posibles, ordenado, con una riqueza táctica envidiable para solventar sus debilidades y un carácter inmune al tremendo potencial florense.
No decayó nunca en su ambición de clasificar a la final y menos en su pulida idea de juego. Decía Antonio Pedroza que es difícil jugar contra equipos que se encierran.
¡Mentira! Belén dominó por muchos lapsos el partido, con la conducción de Rafael Rodríguez, el desequilibrio de Gerson Torres y una zaga tremendamente sólida y aguerrida.
Quizás el mexicano no observó desde la banca cómo la defensa de su equipo sacó agua del bote cuando los belemitas rompieron la retaguardia herediana con un juego de velocidad por las bandas y profundidad en la ofensiva, sobre todo en la primera etapa.
Herediano, en cambio, atribuyó sus pocas alternativas solventes al talento de Mambo y al coraje de Yendrick para pelear –y, la mayoría de veces, ganar– los balones en las alturas.
Por eso, cuando Bryan López mandó el balón a los cordeles, en apenas nueve minutos de la etapa complementaria, no se veía cómo podría responder el líder.
Sus recursos en ofensiva se volvieron predecibles e inadecuados para romper la muralla de su adversario, tenaz y aplicado.
El gol de Mambo fue un elixir, digno del romperredes insaciable que aparece justo cuando su equipo más lo necesita.
No se cansa, anota una y otra y otra vez.Belén no se rindió; trató de apagar la sonrisa rojiamarilla de nuevo, pero se quedó corto.Al final, la individualidad se sobrepuso a la adversidad.
Sin bases llenas, con el agua al cuello, apareció Víctor Núñez con un jonrón que tiene al Team en la final nacional.
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