San Rafael de Oreamuno. El círculo de favoritos a ganar la edición 45 de la Vuelta a Costa Rica se estrechó al mínimo luego de la volcánica etapa por Turrialba.
Cuatro ciclistas se despegaron en una de las últimas cuestas y quedaron como los grandes candidatos a pelear por el título.
Gregory Brenes, del BCR-Pizza Hut, continúa como líder. Lo acompañan en el grupo de punta Juan Carlos Rojas (Plycem-JPS) y los colombianos Janier Acevedo y Julián Rodas (equipo Greatwall), todos separados como máximo por apenas 14 segundos.
El gran damnificado de esta sétima jornada fue el Citi-Economy, pues su punta de lanza, José Adrián Bonilla, quedó a más de tres minutos y medio en la tabla.
Pablo Araya (Plycem) también perdió tiempo, aunque su misión es ser gregario a favor de Rojas.
Los dos ticos y dos colombianos disputarán hoy un cara a cara en la cronoescalada de Cartago. La primera carta de triunfo de los suramericanos es Acevedo, pues Rodas cargó con buena parte del trabajo los últimos dos días, un desgaste que seguramente le pasará factura en jornadas futuras.
La fracción de ayer recorrió 144 kilómetros entre Guápiles, Siquirres, Turrialba y Oreamuno de Cartago. Sobre el terreno llano del Caribe ocho ciclistas se zafaron del grupo principal; el cafetero William Valencia iba en la escapada y por momentos amenazó el liderato de Brenes.
Fue solo un señuelo para obligar a los rivales a reaccionar. Más adelante, en los premios de montaña, comenzó la zaranda definitiva que despedazó la carrera.
Ataques. El lote empezó a reducirse en el primer ascenso del día, en El Guayacán. Por segunda etapa consecutiva los favoritos se atacaron en la subida y provocaron un terremoto en la competencia.
El segundo puerto de montaña, en El Alto de la Victoria (luego del espectacular paso por Turrialba), terminó de acomodar las cosas. La fuga de Valencia acabó y Colombia y Plycem pegaron nuevas sacudidas; el líder Brenes respondió, pero Bonilla no pudo mantenerse.
Champulón volvió a conectar en el descenso. Sin embargo, todavía faltaba un último trepón, al sector conocido como “los cañales”, donde el lote volvió a segregarse.
Rojas, Brenes y Acevedo partieron. Después se les unió Rodas, mientras Bonilla y Marconi Durán batallaban para conectar.
Los cuatro punteros salieron disparados hacia la meta y aumentaron la brecha sobre el grupo que perseguía. A todos les servía cooperar, pues así eliminaban al equipo Citi, una amenaza para los demás.
El cuarteto negoció darle el triunfo de etapa a Rodas, quien se encargó de hacer el gasto durante la mayor parte del tiempo. Así que el cafetero se dio un baño de multitud en la llegada a Oreamuno.
La montaña ayudó a depurar la lista de aspirantes, pero todavía faltan etapas decisivas. En dos contrarrelojes y dos pasos por el Cerro de la Muerte se escribirá la historia, es decir, con el mejor ciclismo: cuesta arriba y uno contra uno.