Faltaban 500 metros para la línea de meta cuando el grito de “caída” irrumpió en la algarabía del cierre, un aviso que casi de inmediato se vio acompañado por la apresurada carrera del equipo Coopenae-Movistar-Economy, ya que el murmullo decía que era uno de los suyos.
Cuando el nombre de Henry Raabe sonó, el recuerdo de aquella caída de 2011 en la entrada de Batán volvió de repente, pues fue precisamente ese incidente el que poco días después sacó de la carrera al Cañonero del Irazú.
Sin embargo, esta vez no fue así, y Raabe, acompañado de los suyos, cruzó la meta caminando mientras cargaba su bicicleta con la horquilla rota, precisamente la razón de su caída.
“Son cosas y situaciones normales de carrera, al hacer esfuerzo en la manivela cedió el carbón, pero todo salió bien, son raspones y gracias a Dios la caída fue cerca”, aseguró Raabe.
El ciclista, una de tres cartas al triunfo que tiene Coopenae, bromeó con la coincidencia de aquella caída de hace dos años y aseguró que aparte de eso, su regreso a la Vuelta a Costa Rica le dejó buenas sensaciones para lo que viene.
“Yo no sé si es que se me va a hacer costumbre, espero que no (aseguró entre risas). La verdad son cosas que pasan y lo importante es que estamos bien. Estoy contento porque las sensaciones son buenas y porque la caída no pasó de raspones y un golpecillo”, finalizó.
La etapa inaugural también vio caer a José Vega, del JPS-Giant, en un incidente que al igual que Raabe no tuvo mayores daños qué reportar entre los chanceros, el otro conjunto favorito para el podio final.
La lluvia, un fuerte condicionante ayer, se espera que hoy de nuevo esté presente en la ruta.