Al bajar por la escalinata del avión que lo trajo de regreso a Costa Rica, el técnico Jorge Luis Pinto apuntó con su dedo índice hacia la muchedumbre. A su lado se mantenía su escudero, Paulo César Wanchope. El saludo con el presidente Luis Guillermo Solís fue efusivo. "Gracias a su país", le dijo el entrenador al mandatario. Pinto estaba visiblemente emocionado; sus ojos así lo dejaban ver. Mucho ha llorado en los últimos días, pero esas lágrimas son de orgullo.
De Costa Rica partió a Brasil como un técnico ... ahora regresa convertido en héroe nacional.
La conversación del técnico con el presidente fue una de las escenas más emotivas durante el recibimiento en el aeropuerto Juan Santamaría, esta tarde. El avión aterrizó en territorio nacional a las 2:18 p. m.
Antes de llegar al aeropuerto, la aeronave realizó un sobrevuelo de varios minutos por Parrita, Paseo Colón, San José, Heredia y Alajuela.
Incluso pasó dos veces por el Paseo Colón, donde miles de personas esperan a la Tricolor en La Sabana. La multitud enloqueció.
Luego del aterrizaje, el capitán de la Tricolor, Bryan Ruiz, se asomó por la ventana derecha del avión para ondear la bandera de Costa Rica; la otra ventana fue ocupada por un sonriente Keylor Navas. Llevaba en una mano la bandera de Costa Rica y en la otra, una cámara de video.
Mientras el avión era remolcado a la manga, cientos de personas agitaban banderas alrededor de la malla del aeropuerto.
La puerta se abrió cerca de las 2:40 p.m. Primero descendieron algunso aficionados. Luego lo hicieron las esposas de los seleccionados. Abajo eran esperadas por el presidente Luis Guillermo Solís.
Giancarlo González, el recido defensor nacional, fue el primero en descender. Lo seguía su compañero de zaga, Michael Umaña, el tico con más minutos en mundiales. Heiner Mora, el lesionado defensa, extremó precauciones al descender por la escalinata. Se apoyaba en un bastón. Detrás del él, dos de las figuras más queridas de la Sele: el ariete Joel Campbell y el delantero Álvaro Saborío (tampoco jugó debido a una lesión). Celso Borges dedicó una sonrisa a la afición. El gesto fue correspondido con aplausos.
Keylor Navas, quizás el mejor guardamenta del Mundial, se detuvo en el umbral de la aeronave. Saludó en todas direcciones; cargaba en sus manos tres maletas. En cada una de ellas llevaba su premio como el mejor jugador de tres jornadas. Bryan Ruiz también traía la suya. Hasta el presidente cayó en la tentación de pedirle una foto. Luego, los seleccionados se dirigieron al público. Estrecharon manos, repartieron besos y abrazos, firmaron autógrafos. Este es su momento. La Sele nos ha llenado de orgullo.