Si uno lee la prensa nacional con ligereza o sin discernimiento, en estos tiempos signados por la celeridad, y si a esta impresión agrega la caótica visión internacional, pareciera que vivimos en el peor de los mundos.
Costa Rica no es ajena a esta confusión de hechos y de conceptos. Para una institución privada Costa Rica debe llamarse Costa RiSa. Esto no lo dicen los extremistas, sino un grupo que se considera adalid de la libertad. Lástima que todavía no ha explicado su posición tan libre y tan implacable y, mucho menos, ha presentado las soluciones pertinentes para cambiar la risa destructiva por la sonrisa creativa.
Para un prominente ciudadano, que muchos consideran el gran gurú nacional, a la pregunta de un periodista de La Nación sobre “cómo ve la política en general” contestó ayer así: “Hedionda. Huele mal”. No se refiere, a tenor de la pregunta, al PAC, del que fue fundador, sino a toda la política, al parecer sin excepción. Su argumento principal es que “están saliendo (de la política) una cantidad de precandidatos totalmente desconocidos que nadie sabe ni cómo se llaman” y pone como ejemplo al PAC, cuyos miembros lo niegan “diciéndole que no a su fundador, al único (Ottón Solís) que hay en el partido que tiene partido propio y que puede ganar una elección”, pues “es el hombre más preparado para gobernar que tiene el país”. Los demás son “un montón de diputaditos de segunda línea que quieren ser candidatos”.
Esta parrafada está abierta a todos los cuestionamientos, desde la “hediondez” de la política actual de Costa Rica hasta el rechazo de los precandidatos (los actuales y los futuros) y la proclamación de Ottón Solís como “el único” en el PAC” y “el hombre más preparado para gobernar”. Que los expertos contesten. De mi parte, voy con estas dos preguntas: ¿Es el “desconocimiento” de un candidato o precandidato razón suficiente para negarle toda validez como candidato de un partido? ¿Es causa de descalificación en un partido la audacia de “decirle que no a su fundador? Estas preguntas se encuentran en la médula del sistema democrático.
Dicho esto, pareciera que la situación actual del PAC refleja la condición de otros como el PUSC, el Movimiento Libertario, el PASE, el Frente Amplio y una hilera de grupos y aspirantes en busca de rebaño y de pastor. Su común denominador es la confusión y la desunión. En cuanto al PLN, si bien se presenta como una estructura sólida, hace tiempo está perdiendo el alma.
Conclusión: tenemos un país aún sano, no obstante sus quebrantos morales y los terribles enemigos que lo asedian. Su tumor es político. Podemos convertirlo, sin embargo, en el mejor de los mundos.