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Página negra Jayne Mansfield: un cadáver exquisito

Comparada con la Monroe, intentó labrarse su propio estilo sin importar los medios: portadas en Playboy, películas de segunda clase, escandalosos shows y una fascinación siniestra por el fundador de la Iglesia de Satán.

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Con ella, lo difícil era decidir si solo era una rubia tonta o una pelandusca. Eso sí, todos coincidían en que tenía una descomunal tetamenta, una cintura de hormiga y unas caderas infartantes.








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