Washington. AP. Estados Unidos buscará incrementar de manera sustancial su influencia en la región con los ajustes en su política hacia Cuba anunciados ayer , los más importantes de las últimas décadas.
El presidente Barack Obama dijo que irá a la Cumbre de las Américas, en abril, en Panamá , a la que Cuba también asistirá por primera vez.
Durante su alocución para presentar las medidas sobre Cuba, Obama exhortó a los mandatarios del continente a “dejar atrás el legado de colonización y comunismo, la tiranía de los carteles de la droga, los dictadores y las elecciones fraudulentas.
”Un futuro con más paz, seguridad y desarrollo democrático es posible si trabajamos juntos no para mantener el poder ni para cuidar intereses individuales, sino para promover los sueños de nuestros ciudadanos”, agregó, en el primer atisbo del nuevo mensaje que Washington buscará compartir ahora con los demás Gobiernos del hemisferio.
Estados Unidos ve las medidas sobre Cuba como un elemento transformador de su relación con el continente, porque le permitiría concentrarse en temas prioritarios para Washington en lugar de dedicarse a justificar el embargo comercial sobre la Isla, según varios funcionarios gubernamentales.
Estos, que pidieron anonimato para comentar por adelantado el anuncio de Obama, recordaron cómo el asunto de Cuba acaparó la agenda de la edición previa de la Cumbre de las Américas, que Colombia albergó en el 2012.
La Cumbre de las Américas la organiza la Organización de Estados Americanos (OEA), que suspendió a Cuba en 1962.
El organismo anuló en el 2009 esa suspensión, pero el Gobierno cubano no ha gestionado su incorporación al foro.
Uno de los funcionarios estadounidenses afirmó que el alcance de las medidas será no solo hemisférico sino global. Puso como ejemplo que Estados Unidos logró el apoyo de un solo país mientras que otras 192 naciones votaron este año en la Asamblea General de las Naciones Unidas a favor de levantar el embargo.
La primera embajada latinoamericana en pronunciarse públicamente fue la mexicana, que celebró lo que calificó como una normalización “histórica” de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba.