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Jóvenes y novatos defensores de la ley

213 muchachos ingresaron, el 1.° de diciembre, a la Escuela de Policía, casi todos con aspecto de guila, cara de susto y apenas noveno año aprobado. De clase baja o media-baja, muchos nunca han participado en una pelea ni, mucho menos, disparado un arma. Proa estuvo ese día allí y les preguntó ¿por qué quieren ser policías?

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Puede medir un metro y medio y pesar 43 kilos a la sumo. Está estrenando los 21 años, pero su cara de niña perdida la hace lucir más joven.








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