Tras varias semanas de aguas turbulentas, la economía de la República de Chipre evitó un hundimiento que parecía inminente. La isla logró un acuerdo, el lunes anterior, con la troika (Fondo Monetario Internacional, Comisión Europea y Banco Central Europeo) para aplicar un plan que salvaría a los chipriotas de la bancarrota.
Sin embargo, la medicina de la zona euro parece tener un sabor amargo y será un doloroso tratamiento para Chipre. Se trata de “demandas sin precedentes que han forzado a Chipre a convertirse en un experimento”, declaró el viernes el presidente de la isla Nikos Anastasiadis.
La receta incluyó el cierre del segundo banco más grande del país, el Laiki, con el fin de separar los depósitos “sanos” (que serían colocados en un banco “bueno”) de los tóxicos, que irían a un banco “malo”. A su vez, los depósitos mayores a 100.000 euros sufrirán recortes. Es decir, parte del costo del rescate lo asumieron los depositantes.
El mensaje que envía la Unión Europea es claro: no habrá más rescates sin que inversores y hasta depositantes de los bancos en problemas tengan que pagar parte del costo. Se busca acabar con los paraísos fiscales offshore, poco regulados y que hacen a sus socios vulnerables. Tal como lo dijo la canciller alemana Angela Merkel: “No se puede tener un sistema bancario ocho veces más grande que el PIB”.
El inicio del desastre. La historia económica reciente de Chipre es un camino largo y tortuoso.
En 1974 Turquía invadió la isla para frenar un golpe de estado de chipriotas pro griegos. Como resultado del conflicto la isla fue divida en dos: La República de Chipre, reconocida internacionalmente, y la República Turca del Norte de Chipre, lo cual representó una reestructuración de la economía de la primera.
La luz la encontraron en el turismo y en la industria de servicios. El sector financiero fue uno de los que creció a ritmo acelerado, principalmente a partir de los noventas, luego de la caída de la Unión Soviética, lo cual provocó que la isla se convirtiera en un imán para atraer capital ruso (en ocasiones de dudosa procedencia). En los últimos años, se unió a esto la compra excesiva de bonos de gobierno griego. Así, los bancos crecieron hasta representar ocho veces el tamaño del PIB.
Sin embargo la fórmula de crecimiento unida a la fragilidad económica europea y el declive de Grecia, al parecer no dieron resultado positivo. Así lo reafirmó el premio Nobel de Economía Chris Pissarides, el pasado 22 de marzo: “Depender de los servicios y el turismo en una economía sin tradición manufacturera es muy sensible”.
Zona euro en jaque. Los días pasan y una relativa calma baña la isla, luego de que el jueves anterior los bancos reabrieron tras haber permanecido cerrados 12 días.
No obstante, los chipriotas no cantan victoria y miran con desconfianza y resignación lo que viene. Por ahora, no es posible retirar más de 300 euros a diario y los cheques no se pueden cobrar, solo es posible depositarlos.
Además, el presidente Nikos Anastasiadism, anunció ayer en una entrevista con el diario Fileléfzeros una serie de medidas que aplicará en los próximos tres a seis meses para reactivar la economía.
Entre ellas están una relajación de los trámites de proyectos de inversión con el fin de atraer capital extranjero, la creación de casinos, utilizar fondos europeos para combatir el desempleo juvenil, reducir el costo de la electricidad, exenciones de impuestos a las empresas que reinviertan sus beneficios, prolongar préstamos a tasas de interés bajas, ayuda económica a poblaciones necesitadas, entre otros.
A la situación se suma el control de capitales que estableció el gobierno que impide sacar más de 3.000 euros del país.
Esto ha puesto en duda la estabilidad de la Unión Europea (UE) como grupo, ya que la medida es considerada una violación de principios en la zona euro. El artículo 63 del Tratado de funcionamiento de la UE (http://eur-lex.europa.eu/LexUriServ/LexUriServ.do?uri>OJ:C:2010:083:0047:0200:es:PDF) establece que “quedan prohibidas todas las restricciones a los movimientos de capitales entre Estados miembros y entre Estados miembros y terceros países”.
A pesar de la turbulencia, no todo son nubarrones. La revista The Economist (http://www.economist.com/news/europe/21574530-its-bail-out-may-keep-cyprus-single-currency-high-cost-troubled-island-story?zid>307 & ah>5e80419d1bc9821ebe173f4f0f060a07) , señaló como fortalezas de la economía chipriota una fuerza de trabajo educada, muchos contadores y abogados, una burocracia poco corrompida y una capacidad para levantarse ante desastres (invasión turca o la explosión de una planta eléctrica en 2011).
En esta etapa de transición el FMI espera una caída del PIB de un 10%. Lo único que queda es esperar. Una vez que se limpie y reestructure el sector financiero, en el aire tormentoso queda una pregunta que nadie es aún capaz de responder con certeza: ¿Cuándo empezará a crecer la economía chipriota?