El año más oscuro del dopaje

El año que termina será recordado como el de más casos de dopaje en el ciclismo costarricense, y el de la caída final de Lance Amstrong en el ciclismo mundial.

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En medio de la bonanza deportiva que dejó un 2013 cargado de éxitos, el año que cierra también deberá ser recordado como el más oscuro que haya tenido Costa Rica en el siempre convulso tema del dopaje.

Nunca antes, la sombra de ese problema se había propagado tan amplia y profundamente como sucedió esta vez, con un rastro que dejó una mancha indeleble en tres disciplinas y una serie de nefastos hitos en la memoria.

Aún antes de que llegara el histórico anuncio de aquellos ocho fisicoculturistas y un bolichista que fueron marginados por controles previos de los Juegos Centroamericanos San José 2013, el ciclismo ya se tambaleaba con los rumores de dopaje en la Vuelta a Costa Rica 2012, todos poco después convertidos en verdades.

Las notificaciones de resultados adversos empezaron a pulular en las oficinas de la Federación Costarricense de Ciclismo, dejando al pelotón sin siete de sus corredores y al deporte de los pedales sin un puñado de promesas.

Paulo Vargas , Allan Morales y Pablo Mudarra (todos del BCR-Pizza Hut) pusieron en el panorama nacional, junto a Steven Villalobos (ex-Coronado), al famoso GW-501516, una peligrosa sustancia dopante hasta ese momento desconocida y que, hoy se sabe, es cancerígena.

Los tres primeros fueron sancionados con dos años de inhabilitación y el cuarto, de apenas 26 años de edad, le dijo adiós al ciclismo con una condena de 12 años, la más severa que recuerde el deporte costarricense a raíz de una sanción por dopaje.

Lo estricto de su caso vino precedido por un castigo previo de dos años por el mismo motivo, un antecedente que lo exponía incluso a una sanción vitalicia.

Luego llegaron todos los demás. Marco Salas (Coronado) se llevó un año por una sustancia que no ingirió directamente; Enrique Artavia (Coopenae) acumuló otro por un diurético y R omán Villalobos , el flamante bicampeón del giro tico en el 2012, pagó con dos años un exceso de confianza mientras corría en Chile, una sanción que ya apeló y que ahora espera paciente una respuesta de la Sala Constitucional.

La huella de Lance

Pero si en Costa Rica el dopaje golpeó con fiereza el ciclismo en el 2013, el mundo de los pedales no olvidará tampoco aquella famosa confesión que terminó por acabar con la leyenda de Lance Armstrong, el que una vez fuera el más grande ciclista de todos los tiempos.

En una reveladora entrevista con Oprah Winfrey, el texano no solo aceptó que construyó su carrera a base de una elaborada red de mentira y trampa, sino que más tarde insistió en que era imposible ganar el Tour de Francia (del cual era heptacampeón) honestamente.

El resultado fue el retiro de todos sus títulos posteriores a 1998, incluidas las siete rondas galas y la medalla olímpica de Sydney 2000.

Otras luminarias como el beisbolista Alex Rodríguez y los velocistas Tyson Gay y Asafa Powell también fueron tocados por el dopaje en 2013, un año que el deporte recordará con la cabeza baja.