Belén es la ciudad más inteligente y sostenible del país, según ranking de la UNA

Nuevo índice mide porcentaje de escuelas y colegios con acceso a Internet, cantidad de cámaras de vigilancia en las calles y número de pymes activas por cada 100.000 habitantes

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Belén se destaca como el cantón con el mejor desempeño según el ranking de ciudades inteligentes y sostenibles de Costa Rica que presentó, este miércoles, el Centro Internacional de Política Económica para el Desarrollo Sostenible de la Universidad Nacional (CINPE-UNA). En el extremo opuesto, Puntarenas obtuvo la menor calificación de los 10 cantones estudiados.

El nuevo índice integra ocho dimensiones que miden el desarrollo institucional, ambiental, cultural y tecnológico. Cada dimensión incluye seis variables que fueron diseñadas y validadas mediante revisión bibliográfica, grupos focales y paneles de expertos.

Entre las variables están el porcentaje de escuelas y colegios con acceso a Internet, la cantidad de cámaras de vigilancia por cada 10.000 habitantes, las pymes activas por cada 100.000 habitantes y los centros de recarga rápida para automóviles eléctricos, así como el porcentaje de trámites que se gestionan de manera digital en el gobierno local y la cantidad de bases de datos abiertos, entre otras.

La metodología agrega que se entiende como ciudad inteligente y sostenible una “ciudad innovadora que utiliza las TIC (tecnologías de la información y la comunicación) y otros medios para mejorar la calidad de vida, la eficiencia de la operación y los servicios urbanos, y la competitividad, garantizando al mismo tiempo la satisfacción de las necesidades de las generaciones presentes y futuras con respecto a los aspectos económicos, sociales y ambientales”.

De acuerdo con los autores del análisis, Olman Segura Bonilla y Daniela García Sánchez, director e investigadora del CINPE-UNA, Costa Rica presenta una disposición de sus ciudades cuya concentración y composición gira en torno a las características de la Gran Área Metropolitana (GAM), por ser el centro jerárquico del sistema y por la cantidad de población, producción y actividades económicas que concentra.

Por esa razón, decidieron que las ciudades piloto para este estudio fueran las cabeceras de cada provincia, más tres ciudades intermedias localizadas más allá de los límites de la GAM, con el fin de “obtener una mayor representatividad dentro del territorio e impulsar a nivel nacional la percepción de estas como entidades colectivas decisivas en el incremento de la competitividad económica y social del país”.

Según los académicos, a nivel operacional y metodológico, el índice se adaptó conforme las realidades del entorno centroamericano. Además, para conseguir la información de cada ciudad utilizaron datos regionales que luego transformaron a per cápita, y solicitaron datos representativos a las municipalidades.

Las ocho dimensiones analizadas fueron capital social, ambiental, educación-capital humano, seguridad ciudadana, economía, transporte, gobernanza, y tecnologías de la información y comunicación. Luego de ser sometidas a cada una de las 48 variables, el ranking de ciudades quedó con estas calificaciones, consideradas de 0 a 100:

  1. Belén 64,32
  2. San José 61,69
  3. Cartago 57,47
  4. Heredia 55,73
  5. Ciudad Quesada 47,99
  6. Alajuela 46,63
  7. Pérez Zeledón 43,55
  8. Liberia 39,18
  9. Limón 36,74
  10. Puntarenas 32,81

Los autores destacan que su estudio no se queda en ese ranking, ya que la idea es utilizar esos insumos para aumentar el nivel de los 10 sitios, los cuales, en promedio, obtuvieron calificaciones menores a 50.

“Es un índice de medición y no de percepción que se construyó a través de la medición cuantitativa y cualitativa de los diferentes indicadores que lo componen. Considera también los avances en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en el país.

“No se trata de una simple medición con el objetivo de crear un ranking, sino de un instrumento que puede utilizarse como herramienta de generación de políticas económicas y políticas públicas para la mejora de la calidad de vida de la ciudadanía”, argumentaron los autores.

En la dimensión de capital social, que incluye variables como tasa de desempleo, porcentaje de hogares en hacinamiento, cantidad de habitantes por Ebáis y gasto público en ocio, “existe un espacio significativo de mejora” en todos los lugares, especialmente en Liberia y Pérez Zeledón. Esta categoría fue la que tuvo peor desempeño de todas y además “se identificaron resultados altamente desiguales entre las ciudades”.

Otro resultado es que los participantes demostraron un mejor desempeño en la interacción con el medio ambiente que con las otras dimensiones, ya que este punto presentó una nota promedio superior al 73%, con un ritmo similar entre las 10 ciudades. En el sector educación, Belén y Cartago obtuvieron los primeros lugares, mientras que Limón y Ciudad Quesada quedaron de últimos.

En el cuadrante económico, se evidenciaron diferencias muy marcadas entre las ciudades dentro y fuera de la GAM, ya que las primeras posiciones las ocupan las más centralizadas y urbanizadas del país, y las posiciones finales las más rurales y alejadas, con una diferencia entre la primera y última posición de más de 68 puntos. Con la dimensión de seguridad ciudadana, la situación fue similar.

Por último, la categoría de gobernanza fue la de mejor desempeño y la de transporte la de peor promedio de todas las ciudades, con tan solo 28,57 puntos, “dejando en evidencia el rezago del país en infraestructura, transporte y movilidad de personas, lo mismo que el uso fuerte de hidrocarburos, contaminación atmosférica y edad de la flotilla vehicular”, detallaron los investigadores. En la de Tecnologías de la información y comunicación (TIC), se identificó el problema de acceso más severo en las ciudades alejadas de la GAM.

Los autores concluyeron que el índice “no arroja valores óptimos, sino más bien una ruta a seguir para mejorar en la construcción de ciudades más inteligentes y sostenibles”. Además, recordaron que una ciudad no se puede llamar inteligente si no consideran los aspectos ambientales y sociales que le caracterizan, es decir, que también sea sostenible, “sobre todo en momentos como los actuales, en que enfrentamos el covid-19″.

“Ante los retos actuales y de megacrisis, cada vez más se reconoce la importancia de contar con ciudades resilientes, verdes, con espacios de ocio y trabajo al aire libre, capaces de ayudar a la ciudadanía a superar la actual y futuras crisis. Al mismo tiempo, el desarrollo científico y tecnológico se convierte en un bien público que debe estar al servicio de la salud de los humanos y otras especies”, finalizaron.

Propuestas

Como el propósito del índice es ayudar a crear políticas públicas que ayuden a las ciudades a ser más inteligentes y sostenibles, se plantearon las siguientes recomendaciones generales:

  • Impulsar un esquema de incentivos a nivel cantonal para que las micro, pequeñas y medianas empresas y emprendimientos mejoren su competitividad e impulsen el desarrollo económico.
  • Desarrollar una estrategia cantonal de atracción de inversiones alineada a la “Ley de fortalecimiento de la competitividad territorial para promover la atracción de inversiones fuera del GAM”.
  • Impulsar la cultura de paz a través de la educación y la práctica del deporte, el arte y otras actividades culturales y lúdicas.
  • Elaborar una propuesta de inversión con visión de mediano plazo para establecer soluciones tecnológicas que permitan la prevención, monitoreo, atención y registro de actividades delictivas.
  • Invertir en actividades de ocio y cultura con identidad propia.
  • Impulsar la investigación y el desarrollo de fuentes no convencionales de energía para el transporte.
  • Fomentar el diseño de Planes Integrales de Movilidad Urbana Sostenible a nivel cantonal.
  • Modernizar y mejorar los procesos (interno) y servicios (externo) municipales que favorezcan una mayor implicación ciudadana, la transparencia y la rendición de cuentas.
  • Fortalecer la capacidad tributaria y la eficiencia en la recaudación para generar los recursos necesarios que favorezcan la confianza en las políticas tributarias locales.
  • Implementar la conectividad de los centros educativos en el menor tiempo posible.
  • Desarrollar planes de inversión en los centros educativos con el fin de mejorar la infraestructura.