La Fosa Mesoamericana, ese lugar donde la placa Coco se desliza debajo de la placa Caribe frente al litoral de Costa Rica, es ideal para explorar las zonas profundas del planeta.
De hecho, el país recibió la visita del barco de investigación Atlantis, que pertenece a Woods Hole Oceanographic Institution de EE. UU., cuyo interés científico se concentra en estas zonas que se ubican entre los 400 y 4.500 metros de profundidad.
La embarcación llegó al país el pasado 14 de abril, pero la expedición comenzó hasta el 19 de mayo y se extendió hasta el 12 de junio.
Contó con dos científicos costarricenses: Odalisca Breedy y Jorge Cortés , investigadores del Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (Cimar) y miembros de la Academia Nacional de Ciencias (ANC).
Según Cortés, la expedición llamada ROC Hits tenía la misión de explorar los emisarios tropicales de metano ubicados en la margen continental, los cuales están entre los 400 y 2.000 metros de profundidad.
¿Qué son los emisarios de metano? Sobre la placa Coco hay una serie de volcanes y montañas que, debido al proceso de subducción, generan una serie de accidentes geológicos cuando se deslizan por debajo de la placa Caribe.
“Al chocar esos volcanes y montañas contra la placa tectónica, estos se rompen y por ahí se libera el metano.
”Lo que hace interesante a estos sitios es que hay una serie de bacterias que utilizan ese metano como sustrato para producir alimento y una serie de animales viven de esas bacterias, ya sea porque se las comen o viven en simbiosis con ellas”, explicó Cortés.
Ejemplo de esta vida marina son los gusanos y bivalvos de profundidad.
También, durante las inmersiones, se observaron octocorales y corales negros que Breedy identificará a partir de las muestras que se recolectaron, las cuales están resguardadas en el Museo de Zoología de la Universidad de Costa Rica (UCR).
Según Cortés, en esta expedición se exploraron los sitios conocidos como derrumbe de Quepos, la cicatriz de Jacó y la de Parrita. Adicionalmente, se investigó el Monte 12.
Equipo
El barco Atlantis está equipado con un submarino conocido como Alvin, el cual es capaz de sumergirse hasta los 4.500 metros. Demora una hora descendiendo y otra ascendiendo, pero puede permanecer seis horas navegando en el fondo.
Posee una esfera de titanio, cinco cámaras y dos brazos para recolectar muestras.
Aparte de visitar los emisarios tropicales de metano, los investigadores aprovecharon para observar la vida marina asociada a algunos volcanes extintos que yacen sobre la placa tectónica de Coco.
“Son volcanes cuya cima está a 1.500 metros de profundidad y su base a 3.000 metros. Estar ahí era de otro mundo.
”Vimos octocorales de ocho metros de largo. Las arañas de mar que uno ve en la costa son de 10 centímetros (cm) y allí medían como 30 cm. Habían esponjas grandísimas de vidrio y otro montón de animales”, detalló Cortés emocionado.
Otro instrumento utilizado por los científicos ROC Hits fue el vehículo submarino autónomo conocido como Sentry, gracias al cual se pudieron mapear zonas nuevas y levantar información de batimetría (relieve del fondo marino).
Asimismo, los sensores que llevaba permitieron tomar datos como temperatura, salinidad y oxígeno.
Colaboración
Esta no es la primera vez que el Atlantis visita Costa Rica. Ya había estado explorando en la Fosa Mesoamericana en 2009 y 2010.
En una de esas expediciones, los científicos Andrew Thurber, William Jones y Kareen Schnabel observaron al Kiwa puravida, un pálido cangrejo que cultiva su propio alimento a partir de los “jardines” de bacterias que se forman en los emisarios tropicales de metano.
Se prevé que el barco vuelva en julio de 2018. De hecho, la participación de Cortés y Breedy tenía como objetivo incrementar la colaboración científica entre ambos países con miras a futuras expediciones.
Por ejemplo, Cortés ya compartió sus ideas sobre próximos estudios con el líder de la expedición de ROC Hits, esto de cara a una eventual gira en el 2019.
“La idea es involucrarnos más, como costarricenses, en este tipo de expediciones de zonas profundas e incluso poder dirigir algunas investigaciones”, dijo Cortés a La Nación.
Conservación
Las exploraciones en zonas profundas adquieren relevancia porque el ser humano puede aprender de la vida marina que allí vive (cómo se adaptaron para sobrevivir en ambientes tan toscos) y, a partir de eso, desarrollar fármacos o productos industriales.
“Nuestra finalidad, como investigadores, es conocer que hay allí y generar propuestas de conservación antes de que se empiece a pescar más profundo y a explotar minerales”, dijo Cortés.
Estos emisarios tropicales de metano también son importantes en la coyuntura de cambio climático.
“Sin estos ecosistemas, ese metano subiría a la superficie. Los organismos están procesándolo y convirtiéndolo en materia orgánica”, explicó Cortés.