Caso Fénix: Esto hacía Nana en la banda dedicada al presunto lavado de dinero

Desde el pasado 31 de mayo la mujer, de apellidos Chacón Vargas, cumple con medidas cautelares como mantener domicilio fijo, firmar una vez a la semana e impedimento de salida de Costa Rica. Sin embargo, poco se ha mencionado del motivo por el cual se le vincula con organización liderada por su pareja sentimental y que tenía más de ¢5.000 millones en efectivo

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Sus apellidos son Chacón Vargas, su apodo es Nana y, aunque de primera entrada es probable que estos datos sean insuficientes para identificar a la persona de la que se hablará en este artículo, un retroceso de varias semanas en el calendario de este 2022 y la revisión del expediente 19–000082–1322–PE, le permitirán tener una mejor noción del rol de esta mujer en una banda que, al parecer, lideraba su compañero sentimental, apellidado Segura Angulo.

Fue a finales de febrero pasado cuando las autoridades judiciales difundieron cuatro fotos para tratar de ubicar a las personas sospechosas de encabezar a un grupo asentado en Pérez Zeledón, San José, al que se le atribuye el presunto lavado de dinero. En esas imágenes figuraba solo mujer y justamente era Chacón.

Tanto ella como su pareja y otros dos sujetos (Garro Núñez y Núñez Jiménez) identificados como las presuntas manos derechas del cabecilla, no fueron ubicados en sus viviendas en el momento en el cual el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) desplegó 35 allanamientos para desarticular a la organización, el 22 de febrero del año en curso.

No obstante, a mediados de abril los tres hombres fueron detenidos en Panamá, durante la Operación Quijote, hecha por la Policía Nacional de ese país. Mes y medio después, el 30 de mayo, Chacón acudió junto a su abogado, Andy Jack Sánchez Porras, a la Fiscalía, para ponerse a las órdenes de las autoridades luego de poco más de tres meses sin que se conociera su paradero.

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En una audiencia realizada el martes 31 de mayo ante el Juzgado Penal de Pérez Zeledón, el Ministerio Público solicitó contra Chacón Vargas las siguientes medidas cautelares: mantener domicilio fijo, firmar una vez a la semana e impedimento de salida de Costa Rica. Todas fueron acogidas y permanecerán vigentes a lo largo de todo el proceso judicial.

Pero, ¿cuál era el papel de Chacón dentro del grupo? ¿Sabía ella de la actividad delictiva de su esposo? ¿Por qué la vincularon con el caso?

De acuerdo con el legajo de investigació, Nana, aparentemente, tenía a cargo tareas contables de la organización. Incluso, en una de las intervenciones telefónicas incorporadas en el documento hay una conversación de ella con Segura sobre estas funciones.

– Chacón (C): – Aló.

– Segura (S): – Hola mi amor guapa, ¿cómo está mi cielo?

– C: – Bien y tú?

S: – Bien.

C: – ¿Está descansando ya?

S: – Ya aquí cofaleado, a ver si descanso un ratito. A usted ¿cómo le ha ido mi amor?

C: – Bien.

S: – ¿Qué hace?

C: – Trabajando.

S: – Mi amor, usted si es valiente, ¿qué haces cielo?

C: – Haciendo los cierres de mes.

S: – ¡Uy!

C: – A ver si me hacen falta facturas, haciendo facturas.

S: – Di, cualquier cosa que le falte me dice para de una pasar el dato aquí.

C: – Sí, no es que lo hago, es que tiro facturas de un lado para otro.

S: – Ah, ok, ok.

C: – Digamos, de Costa Esterillos le facturo a usted de las verduras y eso, entonces me faltan facturas para RyR, entonces ya le tiro facturas de doña R... y ahí voy meneándola de un lado para el otro.

S: – Tela de araña (...).

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En otras de las intervenciones, en la que Segura habla con uno de sus encargados financieros, consta una diferencia entre la pareja por unos datos y en otra un conflicto que tuvieron como compañeros sentimentales.

Además, en la causa judicial también consta que, supuestamente, ella tenía conocimiento “del origen ilícito de los bienes y la naturaleza real de los comercios constituidos”, por lo que se considera que prácticamente “coadyuva con la dirección de la actividad de blanqueo de capitales”.

Precisamente, ella figura como secretaria y representante legal en Ferquesa Hermanos Sociedad Anónima, la cual es presidida por su compañero sentimental. A nombre de esta sociedad existen dos terrenos en San Isidro de El General, uno de 300 metros cuadrados y otro de 260 metros cuadrados.

Chacón también aparece como tesorera en RyR El General Nuevo de Pérez Zeledón Sociedad Anónima, por medio de la que se compró una propiedad de 235.204 metros cuadrados (donde se cree que estaba la Hacienda Fénix). Finalmente, a nombre personal, ella registra cuatro vehículos, un semiremolque y tres terrenos de diversa extensión.

En la actualidad, todos los bienes antes descritos, que están tanto a nombre de Chacón, de 39 años, como de las sociedades en las que ella figura como integrante, tienen una anotación de “inmovilización por decreto”.

¿Cómo se destapó el Caso Fénix?

El Caso Fénix comenzó a investigarse cuando las autoridades recibieron una alerta financiera que ingresó en el 2019 a la Unidad de Inteligencia Financiera del Instituto Costarricense sobre Drogas (ICD). El reporte hacía referencia a una organización que, en apariencia, se dedicaba al lavado de dinero por medio de múltiples negocios, entre ellos la ganadería, la venta de llantas, los lubricentros, las verdulerías, los bares y los restaurantes.

El asunto se destapó porque uno de los integrantes de la banda registró “una conducta inusual en cuanto a los flujos de dinero”.

Luego de múltiples investigaciones que incluyeron intervenciones telefónicas dirigidas por la Fiscalía Adjunta de Legitimación de Capitales y Persecución Patrimonial, se logró identificar a 19 personas físicas, así como 19 personerías jurídicas como involucradas en el ilícito.

Con base en esos datos, el 22 de febrero pasado se ejecutó un operativo para desarticular a la organización. En la acción policial solo se detuvo a 10 de los presuntos integrantes del grupo; otros cuatro, considerados los principales implicados, se habían dado a la fuga, pero ya todos están con medidas cautelares.

Durante los allanamientos se decomisó dinero en efectivo, cuya suma asciende a ¢5.155 millones entre dólares y colones, los cuales ocultaban principalmente en compartimentos fabricados en vehículos. También se les incautaron ¢941 millones derivados de la subasta del ganado confiscado a los miembros del grupo.

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