Utilero que se transformó en futbolista vive un drama al ser despedido del Santos

Hace año y medio Juan Carlos Ávila fue el protagonista de una historia de superación; hoy no está seguro si seguirá en el fútbol, ya que las preocupaciones económicas lo obligaron a buscar trabajo fuera de los terrenos de juego

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Juan Carlos Ávila consiguió hace año y medio cumplir su sueño: convertirse en jugador de Primera División. Lo hizo a los 23 años, luego de una complicada lesión de rodilla que lo llevó a convertirse en utilero del Santos de Guápiles para tener ingresos durante el periodo de recuperación.

Hoy la realidad de Ávila es muy diferente, sobre todo porque hace una semana recibió un dura noticia: quedó fuera del Santos.

Todavía impactado por lo que vivió, Ávila no esconde que recibir el bombazo de quedarse sin trabajo de un día para otro lo golpeó; no obstante, tampoco tuvo tiempo para digerir lo que representaba ver su sueño esfumarse, ya que sus obligaciones económicas lo ponen contra la pared y sin posibilidad ni siquiera de meditar.

El futbolista, pese a que era consciente que terminaba contrato con el Santos, pensó que sería renovado, al punto que el primer día de la actual pretemporada, el miércoles 20 de noviembre, se presentó al Ebal Rodríguez y hasta se cambió para entrenar.

“Terminamos la jornada 22, nos fue mal en casa y ese mismo día el presidente entró al camerino y dijo que se iban ocho jugadores, pero que ellos nos avisaban. Como yo no recibí llamada, el miércoles que comenzó el equipo llegué a entrenar porque no me llamaron; sin embargo, como me vieron ahí antes de las 8 a. m., el gerente me citó en la oficina y me hizo saber la decisión”, manifestó.

El futbolista que tenía sus implementos deportivos puestos tuvo que volver a ponerse su ropa tradicional y salir del estadio.

Por su mente se vinieron miles de pensamientos y preocupaciones, ya que tiene muchas responsabilidades financieras; por ejemplo, había pedido un préstamo para operarse la rodilla. Además, acaba de comenzar a vivir su vida en pareja, por lo que compró juego de comedor, sala y demás menaje.

“Yo terminé contrato y ese día vine a mi casa, ese día coloqué currículos de una vez porque mi situación no es para darme vacaciones, mi momento financiero no es el deseado, imagínese que debo la operación de mi rodilla, ya que saqué un préstamo y todavía tengo dos años y medio de deuda”, contó.

El carrilero fue enfático en que sus noches eran un martirio, porque ni siquiera podía conciliar el sueño al pensar qué haría sin trabajo.

“Hubo noches que me daban las 2 a. m. o 3 a. m. y no podía dormir por las responsabilidades que tengo y saber que no tengo el dinero, si yo no conseguía trabajo se me habría complicado el mundo, no sé estaría vuelto loco, son muchas cosas que tengo que pagar, se me complica, solo del préstamo es demasiado, dos días de intereses hubiera sido algo loco para mí”, dio a conocer.

Rápidamente el lateral consiguió entrar a la empresa guapileña Copy Visión, donde le dieron trabajo como bodeguero. Eso representó un gran alivio, aunque notó cómo la posibilidad de continuar como deportista se le escapaba.

“La bodega de Copy Visión hace varios paquetes escolares con goma, hojas, empacamos de todo y nuestra razón es dar implementos a todo el sector del Caribe. Ahí hago de todo: alisto cosas, descargo camiones y también los cargo”, describió.

El horario del defensor es de 7 a. m. a 5 p. m., empero su deseo es volver a ponerse los tacos y vestir de pantaloneta.

La mentalidad de Ávila es fuerte y está afianzada en la experiencia que le tocó vivir, cuando estaba prácticamente retirado y de un pronto a otro se vio jugando en la máxima categoría.

“La carrera deportiva es algo que no puedo hacer a un lado, quiero y siento la necesidad de querer hacer pruebas en equipos de Primera y Segunda, yo sé que puedo rendir. No tengo los contactos para pedir una oportunidad, pero la voy a buscar”, sentenció.

Juan Luis se mantiene bien físicamente porque entrena con un equipo de Linafa. Le gustaría ir al gimnasio; sin embargo, su nuevo trabajo se lo impide.

“Es que yo no me esperaba quedar fuera de Santos, porque yo jugué el primer torneo, luego tuve un esguince grado tres y eso hizo perderme prácticamente todo el torneo pasado y en ese momento me renovaron por seis meses y ahora que tuve más participación, ellos no me dan más chance”, añadió.

Juan Carlos asegura que tiene la fe en Dios para que le abra una puerta más. De momento se esfuerza todos los días como bodeguero para responder a sus responsabilidades cotidianas. A la vez agradece que pudo encontrar trabajo cuando el mundo se le venía encima.

El utilero que una vez soñó ser futbolista no abandona esa meta y se recupera del drama de ser despedido por la que fue su escuadra.

“Uno tiene que estar preparado para todo. Son cosas que pasan, así es la vida. Yo estoy tranquilo, gracias a Dios he madurado mucho, y bueno echar para adelante”, finalizó.

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