¿Quién dice que los sueños no se cumplen? Eso sí, no todas las personas están dispuestas a tener la determinación, humildad, esfuerzo, dedicación y disciplina que se necesita para no darse por vencido, aunque la puerta se cierre una y otra vez, y se vuelva a cerrar y así sucesivamente. El joven Juan Carlos Ávila sabe de lo que les escribo.
Tiene 24 años y no olvidará este lunes 16 de julio del 2018. Firmó su primer contrato como futbolista profesional. Su club... ¿digo club?... ¡su casa! es el Santos de Guápiles. Justo en el estadio Ebal Rodríguez, donde se lesionó, donde vio truncada su carrera, donde regresó como mensajero y fungió después como utiliero, acaba de estampar su firma como jugador.
Ávila era un destacado lateral derecho. De esos jugadores que desde liga menor los expertos dicen "pinta bien". Desde que tiene uso de razón viste la camiseta del Santos. Jugó con sus divisiones menores como desde los siete años.
Toda su carrera la forjó en ese club, excepto en el 2008, cuando el equipo descendió, pues ya no habían recursos para colaborarle con los pases. Un año después volvió a la institución, pero para quedarse, aunque jamás imaginaría el punto de inflexión que marcó su vida.
Tras hacer procesos de Sub-13, 15, 17 y 20, tuvo la oportunidad con el técnico Gustavo Martínez. Jugó unos ocho meses, pero sufrió una de las lesiones más terribles para un futbolista: ruptura de ligamento cruzado anterior.
En ese momento, la administración del club era de mexicanos, quienes no se hicieron cargo de su recuperación. “Luego de muchas largas al asunto, hablé con los mexicanos, me decían que estaban buscando el dinero; así me llevaron, yo consultaba y decían que no podían. Yo les dije las verdades en la cara, que iba a buscar un abogado, pero me hicieron llegar una carta que ya no formaba más parte del equipo. Ya tenía 19 ó 20 años, tenía edad de alto rendimento, pero jugaba en Primera”.
Ahí cambió todo. El sueño de ser futbolista estaba más largo que nunca. “Se me vino abajo mi carrera, yo quería ayudar a mi familia”.
En medio del mal momento, sin embargo, como en muchas historias de superación, apareció un ángel guardián; en el caso de Juan Carlos, varios. El primero de ellos, Víctor Badilla.
“Yo tuve que irme del equipo a trabajar a Pococí, pero cuando el club cambió de administración, con Badilla como gerente, él se reunió conmigo. Me dijo que quería ayudarme y eso sucedió en el tiempo perfecto, gracias a Dios. Empecé de mensajero, estuve unos meses así, mientras me buscaba opción para operarme”, contó.
En noviembre de 2016, aún sin operarse, volvió a pisar una cancha, en esta oportunidad como utilero de las divisiones menores del equipo. “Don Víctor me dijo que si me llamaba la atención y yo le dije que sí, que si no podía estar con el equipo de una manera, lo iba a hacer de otra. Luego, como cuatro meses después se fue un utilero del primer equipo y ocupé la plaza vacante”.
En ese tiempo combinó su trabajo con rifas y con los trámites en un banco estatal para poderse operar. "Yo hablé con los involucrados porque necesitaba ese trabajo para poder conseguir el préstamo para operarme. De hecho, aún sigo pagándolo".
Víctor Badilla, gerente en ese entonces y quien le dio la oportunidad de regresar al equipo, recuerda que siempre vio en él su tenacidad por conseguir su meta.
“Yo sabía que él podía jugar a alto nivel y yo creo que todas las personas del perfil de él, un luchador, la merecía. Intentamos operarlo, pero no se pudo, él comenzó a hacer rifas para lograrlo; sé que mucha gente lo ayudó y de verdad que la luchó”, relató Badilla.
Una vez que consiguió el préstamo y juntó el dinero total, Ávila pudo costear su operación de la rodilla derecha. Ahí aparece una persona importante que le da el espaldarazo: Jonathan Murillo, antiguo gerente de Santos, hoy administrativo de Pérez Zeledón.
“Él me ayudó en todo, me dio fuerzas, me permitió hacer mi trabajo y también apoyarme mucho en darme ánimos. Fue pieza clave para fortalecer la rodilla, bajar 12 kilos, hacer dieta y tener buen descanso”, cuenta el jugador.
Fue así como dos años y ocho meses después, muchas rifas, colaboraciones y demasiadas manos amigas, Juan Carlos se operó. Pero ojo, aquí no acaba la historia: recién está por cambiar la travesía.
Tras finalizar la participación del Santos en la cuadrangular en el torneo anterior, el plantel entrenó una semana más; fue ahí cuando en el último día y antes de un viaje de Johnny Chaves a Europa, Juan Carlos aprovechó su última oportunidad para hablar con el D.T. antes de iniciar la planeación del próximo torneo.
“Don Johnny siempre viaja a estudiar y actualizarse luego de cada torneo. En esa charla le comuniqué que yo quería hacer visorías para el otro torneo. Le dije que jugar en Primera era mi sueño, que era lo que anhelaba. Yo necesitaba que me diera la oportunidad, para que me dijera si tenía o no calidad”.
Ahí empezó todo.
Juan Carlos hizo visorías y comenzó a llenar el ojo de Chaves, quien de inmediato notó algo diferente en el muchacho. Consultó y le comentaron que tenía divisiones menores hechas en Santos. Le dio el chance de verlo 45 minutos en un partido amistoso ante Limón. También en Panamá jugó 45 minutos en la derrota del Santos 2-0 ante San Francisco.
Durante la pretemporada, Ávila hizo las dos funciones: utilero y jugador. “De la línea para adentro era jugador y de la línea para fuera utilero. Entrenábamos a las 8 a. m. y yo entraba a las 6 a. m. para alistar todo lo del entreno diario. Luego, cuando terminaba, me cambiaba y era utilero también. Era cansado, pero siempre tenía en mí el deseo de que nunca había estado tan cerca como ahora”.
El frenesí fue cuando luego de la gira por suelo panameño, Johnny Chaves comunicó frente al grupo que Juan Carlos Ávila iba a ser tomado en cuenta como jugador del primer equipo. Le brindó unas palabras de apoyo, recibió el regocijo de sus hoy compañeros en el campo y le dijo: “Vaya, llame a su mamá para que le cuente”. Cuenta que lo hizo con lágrimas en los ojos. Al otro lado del teléfono, estaba doña Marielos Rodríguez, quien con voz entrecortada lo felicitaba.
"Siempre he pensado que las personas que tienen un sueño solo necesitan una oportunidad. Él mostró deseo y carácter, y se lo dije a todos: es un ejemplo para todos. A pesar de toda la adversidad está claro en lo que quiere", reveló Chaves.
Eso sí, el estratega dejó claro que también tiene condiciones deportivas que le llamaron la atención para poderle brindar la chance.
"Luego de lo anterior viene la parte deportiva, conoce bien su posición de lateral derecho. Incluso, hoy hicimos un test físico y a pesar de sus tres años ausente, su registro está muy cerca de lo que queremos. Siempre hablamos de ese tipo de personas ambiciosas y soñadoras, que luchan contra todo. Es un buen ejemplo para para el grupo", explicó Johnny.
A partir de ahora, Juan Carlos competirá con Juan Diego Madrigal y Douglas López por el puesto de titular para seguir construyendo su carrera. Como lo hace día a día desde que sufrió su lesión.