Final Cartaginés-Alajuelense con ambiente único: entradas cuestan hasta el doble y el Fello Meza ya es una fiesta

Boletos para el duelo Cartaginés y Alajuelense se acabaron en menos de dos días y revendedores apenas tienen tiquetes. Las banderas ya ondean en reducto brumoso y los fanáticos se acercan al estadio con sus camisetas

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Suenan cornetas, ondean banderas, cientos de afición van y vienen por los alrededores del Fello Meza con sus camisetas del Cartaginés, mientras pasan vehículos sonando sus bocinas para alentar a quienes están sedientos de algo que no ven desde hace nueve años; todo esto sucede mientras vendedores de indumentaria y revendedores hacen su negocio.

No se confunda, este no es el ambiente que se espera el próximo domingo a las 11 a. m., en la ida de la final de la segunda vuelta, en realidad es el que se vive desde el miércoles en las afueras del reducto brumoso. Es más, este viernes parecía que ya faltaban pocas horas para el choque entre blanquiazules y rojinegros, pero no.

No es de extrañar un ambiente de este tipo para una final, pero sí llama la atención el fervor que se palpa entre los fanáticos del conjunto de la Vieja Metrópoli, quienes desde el martes empezaron a celebrar, luego de eliminar a Herediano en las semifinales y en menos de dos días agotaron las entradas, pese a que se empezaron a vender sin conocer rival ni el día del encuentro.

Obviamente, tanta atención por esta serie derivó en que quien quiera un boleto hoy deba pagar hasta el doble del precio inicial. Un equipo de La Nación hizo un recorrido por el Fello este viernes y corroboró que la localidad más barata, que originalmente costaban ¢12.000 en popular oeste, ahora se ofrece en ¢25.000 en las calles y luego de una “negociación”, a lo mucho se logra una rebaja para que queden en ¢24.000.

Normalmente el costo para estos eventos se dispara cuando todo está vendido, eso sí, en esta ocasión incrementó de tal manera porque son pocos los revendedores que tienen tiquetes en sus manos. Este medio solo observó cinco, cuando por lo general hay más de 10 a las afueras de los estadios.

Más allá del gran incremento en el precio, hay quienes lo pagan con gusto y afirman que “vale la pena, porque tengo muchos años de no ver a mi Cartaginés en una final. Intenté comprarlo antes, hice fila, pero era demasiada la gente que había y no lo logré”, comentó un seguidor brumoso que prefirió no identificarse, ya que se “escapó” del trabajo para asegurarse un espacio para el domingo.

Un revendedor le comentó a este medio: “realmente no tuvimos acceso a muchas entradas, como salieron a la venta tan rápido se complicó y por eso usted puede ver que somos pocos los que nos dedicamos a esto que sí tenemos boletos. Hay mucho manudo que quiere, porque la mayoría de entradas se las dejaron los de Cartaginés y ahora solo en la reventa se consiguen”.

El miércoles, cuando empezó la venta a las 2 p. m., las filas llegaron hasta 400 metros en el Fello Meza y el comportamiento en el centro comercial Paseo Metrópoli fue el mismo. La directiva de los blanquiazules decidió ofrecer los boletos solo en físico y únicamente en estos dos puntos de venta; así mismo, no esperaron para confirmar al segundo finalista para evitar que los adversarios accedieran a los tiquetes en mucha cantidad.

Si la previa se vive de esta manera, de seguro el juego del domingo será espectacular, no solo por lo que pase en el terreno de juego, sino por lo que pase en las gradas. Los locales preparan extintores con polvos de color blanco y azul, bombas de humo, serpentinas, pólvora fría y globos para recibir a su equipo en un ambiente inmejorable.