¿Por qué Costa Rica vive el peor escenario en esta pandemia?

Un virus que sorprende a cada instante; nuevas variantes más contagiosas y agresivas, y el relajamiento en la práctica de las medidas de protección, están entre las principales causas

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¿Qué es lo que ha llevado a Costa Rica a estar sumergido en el peor escenario de la pandemia de covid-19?

En las últimas tres semanas, las autoridades de Salud y de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) han venido advirtiendo sobre la inminente saturación de los servicios hospitalarios a causa de la covid-19.

Le pidieron a la población no embarcarse en fiestas, en salidas en grupos, y mantener con disciplina militar las medidas que han repetido hasta la saciedad: lavarse las manos frecuentemente, use mascarilla en espacios públicos, respetar los 1,8 metros de distancia, no rompa su burbuja...

Pero muchos hicieron caso omiso a ese discurso. Para algunos, incluso, está desgastado, aunque ahora comprobarán que es, literalmente, vital llevarlo a la práctica.

¿Qué está pasando? A Costa Rica ya le llegó la hora de padecer la saturación del sistema sanitario, tan temida, y cuyas escalofriantes escenas desde otros países adelantan el dolor y el drama que vivirán aquí familias, enfermos, y personal de salud.

Las autoridades esperan que la población reaccione y evite, al máximo, reproducir esos dramas.

A continuación, le explico brevemente las principales razones de que, según especialistas consultados por La Nación, el país llegara al punto en el que se encuentra hoy frente a la pandemia:

- El virus: El SARS-CoV-2, el nuevo coronavirus causante de la covid-19, es llamado el gran simulador. Es un virus que, desde el inicio de esta pandemia, ha dribleado y sorprendido a los científicos. Es agresivo, ataca sistémicamente.

No solo es una enfermedad respiratoria, aunque empieza por ahí. Su vía de ingreso al organismo es, principalmente, aérea: por gotitas de saliva suspendidas en el aire, expulsadas por una persona infectada. Se transporta también por las manos cuando se tocan superficies contaminadas con esas gotitas llenas de virus, de ahí que sea tan importante el lavado frecuente.

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Es una enfermedad sistémica, pues se ha comprobado que ataca también sistemas complejos con órganos vitales, como el corazón y los riñones. Y sus víctimas preferidas son las personas con algún factor de riesgo, entre ellos la obesidad, la diabetes o la hipertensión. Muchas de estas enfermedades están presentes, juntas, en personas adultas mayores, población entre la cual la mortalidad es hasta 15 veces mayor que en otros grupos de edad.

Pero volviendo al virus como un gran simulador y a su gran capacidad para sorprender a todos, encontramos que hoy, justamente hoy, cuando los servicios de salud están saturados, afectan con especial predilección a gente más joven: hombres y mujeres menores de 60 años, algunas de ellos sin aparentes factores de riesgo. Los envía graves al hospital, y algunos mueren. Se está descubriendo que muchos de quienes sobreviven, pueden quedar con severas secuelas cardíacas de por vida.

Este cambio en lo que se llama ‘perfil epidemiológico’ de la pandemia, está desafiando fuertemente al sistema de salud y al país como un todo, porque se trata de población económicamente activa, que sale a trabajar todos los días, y que si no se cuida, enfermará, saturará hospitales y... ¡bueno! El golpe a la economía es una historia que ya conocemos, aunque este zarpazo amenaza con ser mucho mayor.

- Las nuevas variantes del SARS-CoV-2: como cualquier microorganismo viviente, este coronavirus cambia porque se adapta para garantizar su propia supervivencia. Es lo natural y esperable.

Esto ha generado variantes alrededor del mundo, sobre las cuales usted probablemente ha escuchado: está la variante sudafricana, la brasileña, la del Reino Unido, solo para mencionar algunas de las que tienen más fama mundial. Y ya varias de ellas circulan en el territorio nacional.

Según han dicho los conocedores, son variantes que se contagian más fácilmente y, por lo visto hasta ahora, generan otro tipo de complicaciones, nuevas y retadoras para los sistemas de salud.

Estas variantes ya están circulando de manera comunitaria en muchos países, y Costa Rica no es la excepción porque está conectada con el resto del mundo. Esto nos hace a todos susceptibles de contagiarnos.

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- Transmisión comunitaria: desde julio del año pasado, Costa Rica tiene transmisión activa comunitaria. Lo cual quiere decir que el virus circula en el ambiente, por medio de las personas (sus huéspedes). Ya no se trata de un caso que trajo un viajero o un turista al territorio nacional.

Con solo salir a dar una vuelta por el barrio, conversar con el pulpero sin mascarilla o con la mascarilla mal puesta, sin respetar la distancia mínima recomendada y en un espacio cerrado, usted puede salir enfermo.

- Relajamiento de las medidas: por las razones que sean –llámese cansancio por la prolongación de la emergencia, necesidad de ver a los seres queridos o simple deseos de diversión–, lo cierto es que un grupo de gente decidió abandonar los esfuerzos por mantener las medidas recomendadas por las autoridades de Salud.

Las escenas más recientes están a la vuelta de pocos días, en Semana Santa, cuando los medios y las redes sociales nos pusieron frente a los ojos fotografías y videos de playas a reventar de turistas, bares abarrotados, topes no autorizados por Salud, y hasta conciertos con sus asistentes sin mascarilla y pisoteando muy alegremente los 1,8 metros de distancia entre persona y persona.

Los resultados no podían ser otros más que los que estamos viendo ahora. Las cifras registradas en la última semana son récord: récord de infectados, récord de hospitalizados y estamos a punto de sobrepasar la fatídica cifra promedio de muertos diarios. Este martes, 18 familias viven un duelo, que se suma a los 3.186 registrados desde el año pasado.

La entrada de la temporada lluviosa complicará la situación porque nos obligará a todos a guarecernos, en grupo, bajo techos de comercios, trabajos, transporte público. El riesgo de exposición aumenta.

Además, hay quienes se han confiado solo en la vacuna, y aunque esta es una herramienta poderosa, no funciona si todo lo demás no trabaja sincronizadamente. De nuevo: lavado de manos, distanciamiento físico, uso de mascarilla, mantener la burbuja social y, ahora, más que nunca, quedarse en casa si no es absolutamente necesario salir.

- En resumen: sume virus, aparición de variantes más contagiosas y agresivas, transmisión comunitaria, relajamiento de medidas... y encontrará una explicación, al menos aproximada, sobre lo que estamos viendo hoy, y sobre lo que muy probablemente se agudizará en los próximos días, si el principal factor en toda esta fórmula no reacciona.

¿Cuál es ese factor? En la triada huésped, agente y ambiente, ¡el huésped, por supuesto! O sea, usted, su hijo, su pareja, el vecino, el chofer del bus, la maestra de escuela...

El comportamiento que usted decida asumir a partir de ahora, sumará o restará al esfuerzo que está haciendo el personal de salud por sostener este barco para que no se vaya a pique. Esta es una carrera de resistencia, que no se vale abandonar.