Francisco de Paula Gutiérrez: 'Necesitamos transformaciones estructurales, si no, no salimos’

Expresidente del BCCR advierte de que la deuda de Costa Rica es demasiado alta y, cuando llegan las crisis, no hay suficientes recursos para las necesidades; el problema no se solucionará si no se reduce drásticamente el gasto público, dice; en su criterio, el gobierno debería estar conversando ya con el FMI para implementar un programa de ajuste que nos permita salir adelante

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Francisco de Paula Gutiérrez, expresidente del Banco Central (2002-2010) y exministro de Hacienda (1996-1998), advierte de que los problemas macroeconómicos de Costa Rica no se solucionarán si no se reduce drásticamente su origen: el alto e ineficiente gasto público.

El país tiene una de las deudas más altas de América Latina y cuando llegan las crisis internacionales, como la que vivimos hoy con el covid-19, no hay suficientes ingresos para satisfacer las necesidades, afirma.

En criterio del expresidente del BCCR, la situación fiscal no se resolverá cambiando deuda cara por deuda barata o haciendo algunos abonos, porque la deuda seguirá aumentando si los gastos continúan siendo mayores a los ingresos.

Para él, se debe reformar el empleo público y racionalizar el Estado, eliminando instituciones que ya no sirven o que están duplicadas, pero nadie habla de eso seriamente.

Gutiérrez sostiene que el gobierno debería estar conversando con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para para implementar un programa de ajuste que le permita a Costa Rica salir adelante.

Esta es la segunda de tres entregas de la entrevista que el economista le concedió, vía telefónica, a La Nación:

-Semanas atrás, cuando no teníamos esta emergencia, don Rodrigo Chaves (ministro de Hacienda) llevó al Congreso un plan para atacar el alto endeudamiento. ¿Qué tan urgente cree usted que era esa estrategia?

"Es que la reforma fiscal, lo que nos establece es un mínimo. Las soluciones de la reforma fiscal no son a corto plazo, necesitamos varios años de disciplina fiscal para empezar a tener una solución más o menos cómoda.

"Todavía Costa Rica tiene un resultado primario negativo, todavía los gastos excluyendo intereses son mayores que los ingresos, por ahí la deuda sigue aumentando. Lo tenemos que llevar a una situación de superávit, y a eso no se está llegando en las proyecciones aun antes del coronavirus, no se estaba viendo en las proyecciones del 2020, 2021 ni 2022, se veía hasta el 2023.

“Lo que Costa Rica escogió es un camino de ajuste fiscal muy gradual, donde el énfasis estuvo mucho en la parte de ingresos, ahí teníamos el IVA, y en la parte de gastos con la regla fiscal, pero se necesita más que eso. Ahí es donde uno estaba esperando que hablemos de cosas más grandes en el tema del gasto”.

-¿Más agresivas?

"Empleo público, racionalización del Estado, eliminando instituciones que ya no nos sirven, o que son duplicadas, pero de eso no se estaba hablando. De lo que se estaba hablando era de que le pasaran superávit al gobierno, y eso no es una solución de largo plazo.

"Si no queremos volver a caer en el problema, hay que solucionar las estructuras que lo crearon: un Estado relativamente grande e ineficiente en ciertas áreas, con mucha duplicación, que tiene tal vez más gente de la que se necesita para hacer las cosas que estamos haciendo.

“Si queremos realmente tener una situación fiscal cómoda, necesitamos entrarle a temas de empleo público, pero de lo que hablamos es de arrendar la Fanal. Eso no suma, son cositas muy pequeñitas. A mí me gustaría más ver una discusión seria sobre Recope, por ejemplo, discusiones serias sobre algunas de las empresas grandes que tiene el país, y si realmente las necesitamos”.

-¿Además de Recope, por ejemplo?

“Hay discusiones sobre si necesitamos dos bancos del Estado o no, sobre si necesitamos al ICE en telecomunicaciones o no. Ahí estamos hablando de cosas mucho más gruesas”.

-¿Cómo llegamos hasta este punto? ¿Qué fue lo que nos llevó a gastar tanto dinero prestado, a tener ese Estado grande, con duplicidades?

"Creo que porque tuvimos un divorcio muy fuerte entre las aspiraciones y la voluntad política para que las aspiraciones se llevaran a cabo bien. Cuando aumentamos al 8% del PIB para educación, no se planteó en ningún momento de dónde iban a salir los recursos para eso.

"Cuando fuimos creando toda una maraña en el empleo público, creamos parte de lo que nos causó problemas, con los enganches de unos y otros. Todas esas leyes, los sistemas de pensiones, se dieron en momentos que su efecto no era grave, pero se nos quedó ahí.

"Cuando llegan los problemas, cuando la economía se desacelera un poco o mucho, sobre todo en los años 2008 y 2009 con la crisis internacional, no se generan los ingresos suficientes para poder satisfacer toda esa serie de necesidades.

"El sistema político nuestro yo creo que no estuvo consciente de que lo que estábamos haciendo realmente era crearle al país una rigidez estructural mucho más complicada de la que debería tener.

"Por eso me parece muy importante lo que pasó con la aprobación de la reforma fiscal, fueron todos los partidos políticos que estuvieron trabajando (...) es la mejor cara que el país desde el punto de vista político podría haber tenido, el compromiso de los diferentes sectores de realmente pensar en el país y no en la ganancia de las elecciones siguientes.

“Afortunadamente, se dijo ‘aquí tenemos una situación muy seria, hay que empujar para que esto salga’. Y salió, pero es una reforma que da un horizonte de largo plazo, que cuando vienen cosas como el coronavirus, nos desvían y nos pueden desviar mucho”.

-Que se resolviera el diferendo entre Hacienda y la Contraloría por la aplicación de la regla fiscal, con la interpretación más estricta, ¿para usted fue importante?

"Para mí sí, me parece que era lo correcto. Lo que se está diciendo es: si queremos reducir el déficit, tenemos que reducir el gasto, y la forma de hacerlo es verlo con respecto al gasto que hicimos el año pasado, no el gasto presupuestado.

“Ahí dimos un buen paso en términos de cómo se debe cumplir la regla fiscal. Me da mucho miedo que empecemos a buscar mecanismos para tratar de brincárnosla. El cuento es que la regla fiscal sea un instrumento que me permita reducir el déficit fiscal, de manera sostenible, para tener un horizonte de largo plazo en que yo pueda ver las finanzas públicas no como un impedimento para el desarrollo, sino como un apoyo para el desarrollo”.

-¿Qué tan grave es para usted el endeudamiento del país, y qué tan urgente es resolverlo versus el tema del gasto? ¿O son complementarios y paralelos?

"Hay que empezar a reducir el déficit para poder empezar a reducir el endeudamiento. La deuda de Costa Rica con respecto al PIB, está llegando al 60%, es de las más altas en América Latina. Para un país del tamaño de Costa Rica, es muy pesada.

"Hay círculos viciosos y círculos virtuosos. Nosotros estamos metidos en un círculo vicioso donde tenemos una deuda alta, entonces nos cobran intereses altos. Como tenemos intereses altos, tenemos un déficit más alto. Como tenemos un déficit más alto, tenemos un menor crecimiento. Y como tenemos menor crecimiento, la relación deuda/PIB siempre se nos complica mucho.

"Lo que deberíamos es estar buscando círculos virtuosos. El primer capítulo sería entrar a reducir el déficit, luego de que ya tengamos un superávit primario, podemos aspirar a tener intereses más bajos porque va a haber mucha más confianza. Va a haber más crecimiento porque ya el gobierno no va a tener que andar buscando recursos por todo lado y estrujando al sector privado.

“Pero todo eso requiere pensar muy claramente, no para que todo siga exactamente igual y todo el mundo crea que estamos reduciendo el déficit. No no, necesitamos hacer transformaciones estructurales importantes, si no, no salimos”.

-Para usted debe estar totalmente fuera de la mesa pensar en una reducción en el IVA a propósito de la emergencia sanitaria, como lo propusieron algunos grupos empresariales y el PUSC?

"Desde luego, no es por ahí. Una vez que hagamos eso, estamos mandando una señal de que el compromiso con el ajuste fiscal no es concreto, estamos creando un precedente que después va a ser muy difícil de quitar, el volverlo a subir es muy complicado, y estamos diciéndole a todo el mundo: Costa Rica ya decidió que no va a cumplir con sus obligaciones de la forma que está en la ley, entonces, vengan calificadoras de crédito a decirnos que estamos muy mal, o que estamos peor.

“Eso significa que eventualmente se nos empiezan a cerrar los créditos. A mí me parece que Costa Rica debería estar viendo ya, en lugar de estar haciendo estas cosas, conversando seriamente con el Fondo Monetario Internacional para un programa de ajuste, de estabilización”.

-En una coyuntura en que muchos países van a requerir apoyo, ¿será factible que Costa Rica logre que le ayuden? ¿Habrá disponibilidad de recursos y voluntad?

“Costa Rica es un país que siempre ha tenido las puertas muy abiertas en estas instituciones, en buena parte, porque Costa Rica es, en mucho, un ejemplo de modelo de desarrollo, pero tenemos que querer que nos apoyen. No es decir ‘apóyenme y déjenme hacer lo que yo tenga en gana hacer’”.

-¿Qué piensa de la estrategia del gobierno para reemplazar deuda cara por deuda más barata? ¿Se ha hecho de una manera prudente, o podría mejorar?

"Uno lo que sabe es lo que ve en los periódicos, yo lo que entiendo es: vamos a endeudarnos más barato en vez de endeudarnos más caro, pero la deuda va a seguir aumentando. Es importante hacerlo, pero más importante es cómo hago para que la deuda no crezca tanto. Ahí no es solo buscar intereses más bajos, hay que hacer recortes en el gasto.

“En el fondo, el manejo es la parte dos, lo importante es cómo hago para depender menos de esa deuda. Si yo lo que estoy pensando es: voy a buscar cómo me endeudo más barato para poder usar esa plata que me está sobrando, diay, la deuda va a seguir aumentando”.