¿Cómo llega una variante del coronavirus a convertirse en ‘preocupación’ para la ciencia?

El grupo de evolución virológica adscrito a la OMS distingue diferentes niveles de estudio en las variantes del SARS-CoV-2, virus causante de la covid-19

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La pandemia ya iba bastante avanzada la primera vez que escuchamos la palabra “variante” asociada a una mayor preocupación de cómo actuaría el SARS-CoV-2, virus causante de la covid-19. Se hablaba de unas mutaciones reportadas en Reino Unido que coincidieron con la llegada de las vacaciones de diciembre de 2020, pero que posiblemente circulaban desde setiembre u octubre.

Desde entonces hemos escuchado de alfa, beta, gamma y delta, las llamadas variantes de preocupación (VOC, por sus siglas en inglés), este viernes, ómicron se unió a ese grupo. También hemos escuchado de labmda, mu, que ocupan una categoría diferente, llamada de interés, (VOI, por sus siglas en inglés).

Pero, ¿de dónde vienen esas categorías? ¿Qué hace que una variante se vuelva de mayor interés e incluso despierte preocupación en la ciencia?

La Organización Mundial de la Salud (OMS) se apoya en el Grupo Técnico Asesor de Evolución Virológica del SARS-CoV-2 (TAG- VE, por sus siglas en inglés), un conjunto independiente de expertos que constantemente evalúa la evolución del virus y determina la relevancia de mutaciones específicas (o combinación de mutaciones) para el comportamiento del virus y de la enfermedad que causa.

“Todos los virus mutan, es su naturaleza. Para mantenerse vigentes deben hacer copias de sí mismos y en ese proceso sufren cambios genéticos. La gran mayoría de mutaciones no le confieren ni beneficios ni perjuicios al virus, pero de vez en cuando surgen algunas que sí podrían darles ‘habilidades especiales’, y estas son las que se siguen de cerca, para eso tenemos a grandes profesionales en el TAG-VE”, manifestó Maria Van Kerkhove, jefa técnica de covid-19 de la OMS.

Dentro de estas habilidades estarían ser más transmisible, más letal, hacer a las personas más proclives a reinfecciones y eventualmente restar la eficacia de las vacunas.

El TAG-VE caracteriza a las variantes según sus características. Además, estas pueden pasar de una categoría a otra dependiendo de lo que los estudios y la evidencia científica vayan dictando.

Variantes bajo monitoreo (VUM)

Estas tienen cambios genéticos que se sospecha podrían afectar las características del virus y este podría presentar un riesgo a futuro, pero la evidencia tanto de tipo genética como epidemiológica permanece sin estar clara, por lo que requiere mayor monitoreo.

En este momento, se les da seguimiento a siete variantes en esta categoría. Tres de ellas en su momento fueron variantes de interés: kappa, iota y eta. No obstante, la vigilancia mostró que su impacto sobre el virus no era mayor en comparación con las variantes regulares y no había riesgo mayor para la salud pública, por lo que descendieron de categoría. Incluso, hay variantes que ya no se monitorean del todo, como las una vez llamadas epsilon, theta y zeta.

Por el contrario, si da pruebas de mantener estas características (o se descubren nuevas) esta podría elevarse a una mayor categoría. El más reciente ejemplo es ómicron, que el 24 de noviembre ingresó como VUM y dos días después ya era VOC.

Variantes de interés (VOI)

En las VOI, las sospechas de que los virus tengan “habilidades especiales” se observan principalmente a nivel genético, pero no hay pruebas fehacientes a nivel epidemiológico ni de salud pública. Sin embargo, sí puede estar relacionadas con brotes o mayor transmisión comunitaria en los países donde se encuentran.

La OMS estudia dos VOI en este momento: lambda y mu, ambas están presentes en Costa Rica.

Puede darse el caso de que el estudio determine que estas variantes no tengan tanta carga en la enfermedad y se transforme en VUM, como kappa, iota y eta. O que más bien se determine un mayor impacto y se agrupen como VOC. Esto último sucedió con delta, que se declaró VOI el 4 de abril de 2021 y pasó a ser VOC el 11 de mayo de 2021.

Variantes de preocupación (VOC)

Esta es la categoría de mayor vigilancia y está reservada para las variantes que, además de tener cambios genéticos y ligarse a clústeres o transmisión comunitaria en regiones, tenga una o más de estas tres características:

  • Aumento en la transmisión o cambio en la epidemiología de covid-19.
  • Aumento en la agresividad o cambios en las presentaciones clínicas (síntomas) de la enfermedad.
  • Baja en la efectividad de medidas de salud pública como vacunas, tratamientos o pruebas diagnósticas.

La OMS tiene bajo estudio a cinco variantes: alfa, beta, gama, delta y ómicron. De estas, la que hasta el momento ha mostrado mayor preponderancia a nivel mundial es delta.