La fuerza de voluntad del ser humano es incalculable, es un regalo preciado que pocos saben explotar pero quien lo aprovecha es capaz de rozar la grandeza.
Ese factor humano más su espíritu incansable fue lo que le permitió a Ernesto Lobito Fonseca ser la figura más destacada del campeonato nacional de triatlón ayer.
Cansado hasta las entrañas, el exmotociclista llegó a la meta situada en el paseo de los turistas luego de nadar, andar en bicicleta y correr, dejando de lado la fatiga para no despreciar fotos ni sonrisas a quien se le acercara a felicitarlo.
Desafiando la realidad que le dictó el destino hace ocho años mientras practicaba motocross, Fonseca salió ayer a robarse todos los aplausos que se encontró en el camino de la competencia.
No hubo persona que no tuviera que ver con Lobito, aficionados al deporte o simples turistas que vacacionaban por la zona hicieron su parada obligatoria para apoyar al histórico atleta.
Ernesto no solo erizó la piel de los presentes, sino que entró a la historia del deporte nacional al convertirse en el primer atleta tetrapléjico en correr un triatlón.
Fonseca se lanzó al agua con un traje especial que lo ayudaba a flotar y con solo sus brazos fue capaz de vencer la fuerte corriente que alteraba el mar porteño.
Luego salió en su bicicleta (una que pone en marcha con sus manos) y se sobrepuso al caliente asfalto de las vías puntarenenses.
Por último, utilizó una silla de ruedas especial para finalizar la etapa de atletismo, con la cual terminó de reafirmar la fortaleza de sus incasables brazos.
Un impresionante tiempo de dos horas, 41 minutos y 54 segundos es el reflejo de la convicción de este Lobito , quien superó sus expectativas, las cuales rondaban un circuito de tres horas en total.
“Yo tenía un parámetro general para hoy (ayer), pero por dicha se pudo superar las tres horas”, afirmó Ernesto luego de la carrera.
Primero como motociclista, luego como aficionado a su querido Club Sport Herediano y ahora como triatleta, Lobito reafirmó lo apasionado que es por el deporte.
“Yo creo que uno tiene esa mentalidad competitiva en el deporte desde pequeño, desde siempre trato de hacer las cosas de la mejor manera”, añadió.
“Tanto en el deporte como en la vida hay muchas piedras en el camino que hay que saber superar, porque hay cosas que pasan que uno no se espera y es cuestión de levantarse para tratar de hacerlo mejor cada vez”, aconsejó.
La fuerza de voluntad de Ernesto Lobito Fonseca es incalculable, ese regalo él lo ha sabido aprovechar; ayer rozó la grandeza como lo hacía desde una motocicleta.