Harold Leandro C.
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Su nombre está asociado al tenis de Costa Rica porque es el único tico que estuvo en el circuito profesional, un camino al que fue impulsado tras brillar en la Copa del Café.
Juan Antonio Marín, Juancho para los que lo tratan en el deporte blanco, logró romper el amateurismo que reina en nuestro tenis y consiguió inscribir su nombre en los más importantes torneos del orbe, donde gracias a su participación se izó la bandera tricolor.
Enfrentó a grandes en los cuatro torneos de Grand Slam y ganó un torneo de la ATP: Bastad (Suecia) en 1999.
Todo esto fue posible, según confiesa desde España, donde reside, por sus dos títulos en la Copa de Café, el torneo más importante de Costa Rica.
En 1992, Marín se convierte en el primer tico en ganar una modalidad de la Copa al triunfar en la final de dobles a la par de Adam Gusky, de Estados Unidos. Un año después, Juancho no pudo superar en la final del torneo individual al rumano Razvan Sabau, pero sí ganó la final de dobles y se convirtió en bicampeón, junto al sudafricano Jason Weir.
¿Qué representó para usted competir en la Copa de Café?
Me ayudó muchísimo para cuando salté al profesionalismo. Me motivó a seguir adelante. Algunos con los que crecí se dedicaron a estudiar y yo seguí en el tenis y el haber jugado la Copa me ayudó a reafirmar mi decisión, a saber que estaba en el camino correcto sin dudarlo.
“Pensaba que si como Sub-18 gané dobles y llegué a la final de sencillos en un torneo de altísimo nivel en la ITF, pues podía vencer a los mismos rivales en otros torneos”.
¿Fue complicado ese proceso?
Sí. No hay un fórmula que te diga que vas bien. No es como en el estudio, donde si pasas los exámenes serás médico o ingeniero. En tenis podés entrenar mucho y nunca saber si llegarás a ser profesional. Aquí fue donde la Copa me ayudó mucho, pues me hacía recordar que gané ante jugadores muy buenos y que si lo hice en Costa Rica, podía hacerlo en otro escenario.
¿Cómo escogió la pareja las veces que ganó la Copa en dobles?
La primera vez, en 1992, no conocía para nada al estadounidense Adam Gusky. Me lo asignaron y nos complementamos bien. Para 1993 tuve la suerte de jugar el torneo de Casablanca (México), que se realiza antes de la Copa del Café, y allí conocí al sudafricano Jason Weir, quien buscaba pareja y hablamos.
¿Por qué ningún tico ha ganado la llave de sencillos?
No lo sé. Tal vez sea un tema de probabilidades. En Costa Rica son pocos los que se dedican a jugar tenis, entonces son menos las probabilidades de que esto ocurra. Además, los jugadores que vienen son muy buenos en sus países y tienen un nivel muy alto. Si los ticos solo juegan torneos locales, nunca tendrán opción de ganar la Copa, pues se enfrentarán a tenistas que están en el circuito mundial juvenil y esto brinda una gran experiencia.
¿Cómo se puede resumir el paso de Juan Antonio por el tenis?
La Copa fue vital porque me ayudó a creérmela cuando pasé al profesionalismo. Luego me vine a España donde tuve la suerte de entrenar y jugar con gente de alto nivel, con lo que mejoré mucho.
¿Se arrepiente de haber sido jugador de tenis y no sacar una carrera o formar una empresa?
No, que va. Si hoy tuviera 18 años, haría lo mismo. Hoy, incluso, me gustaría seguir jugando, pues ahora que uno es perro viejo, sabe dónde se pueden hacer cosquillas.
¿Le fue bien en lo económico?
Pues sí, se gana dinero en esto del tenis profesional, pero depende del rendimiento. No obstante, no se gana tanto como la gente cree, pues si bien es público lo que recibe un tenista, no se toman en cuenta gastos como los impuestos de cada país y los viáticos del entrenador.
¿Qué hace Marín hoy?
Tengo una pequeña escuela de tenis en el club de Murcia (España) para niños entre 14 y 16 años que juegan bien. Además, dos días a la semana ayudo en la escuela base del club. He intentado otras cosas, pero no me ha ido bien. Ahora mismo estoy empezando un negocio con gafas (lentes) de sol.
¿Te ves como entrenador de un profesional en el futuro?
No. Tal vez si lo hubiera intentado cuando dejé el tenis, pero ahora ya no. Me han ofrecido entrenar a jugadores que están entre los 100 primeros del mundo, pero no, pues ahora tengo familia y no me motiva estar fuera de casa y dejar a mi esposa y mi hijo aquí durante 25 semanas al año. Me gustaría ser entrenador, pero sin viajar y si es un profesional eso no funciona así. Si viajo, no me compensa el abandonar a mi familia durante tanto tiempo.
¿Vendrá a Costa Rica para el 50 aniversario de la Copa del Café?
En eso quedé con los organizadores. Hemos hablado y estoy a la espera de que me envíen el tiquete de avión para participar en la fiesta.
¿Cuál es el partido que más recuerda, el que le movió más cosas como profesional?
Es difícil hablar de solo uno. Tal vez para mucha gente fue el que jugué contra Pete Sampras en Roland Garros (el estadounidense ganó con apuros, 6-7 (5), 6-4, 7-5, 6-7 (9) y 6-4). Para mí, el más significativo fue la final que gané en Bastad (ante el sueco Andreas Vinciguerra, 6-4 y 7-6), pues fue la primera vez que un tico ganaba un torneo ATP. Otro momento muy importante fue la victoria ante Marcelo El Chino Ríos en Santiago.