Entrevista a Julia Navarro, la escritora que con dolor dejó el periodismo y, para su sorpresa, alcanzó la fama

La autora española conversó con ‘Viva’ sobre su transición al mundo de la ficción y cómo tuvo que enfrentarse a la soledad para realizarse en la literatura. Además, asegura no creer en la etiqueta de autores de ‘best-seller’

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Con siete novelas a sus espaldas, Julia Navarro es un nombre con eco global. Sus libros han sido un éxito más allá de las fronteras de su natal España por la mirada reflexiva sobre el pasado de su país y cómo los personajes de sus historias reflexionan sobre su sitio en el mundo.

Su más reciente publicación, Tú no matarás, condensa este interés de Navarro. Al respecto, la autora conversó en una entrevista en exclusiva para Viva.

–A esta altura de su carrera, ¿cuál fue la reflexión que tuvo al momento de escribir Tú no matarás?

–Para mí, cada libro es como si empezara a escribir por primera vez. Tengo mucho respeto por los lectores, por eso tengo la sensación de que “me la juego” porque no sé si lo que escribo será de su agrado. En esta novela intento hacer una reflexión sobre la condición humana, pensando que el último gran misterio de la Tierra somos las personas.

–Ese interés ha sido constante en sus novelas...

–Cada novela responde a un momento determinado, a una necesidad de contar una historia. Esta es una novela en la que reflexiono sobre el peso de la consciencia. Me interesan los porqués del ser humano.

–¿Cuáles son los pasos para llegar a esas reflexiones?

–Cuando escribo, escribo sola. No comparto con nadie, ni con mi editor. Cuando termino, corrijo y el primer lector es mi marido. Su opinión es evidentemente sincera.

–Usted es una escritora de superventas, ¿se siente presionada de que sus lectores estén a la espera?

–Yo nunca sé lo que va a pasar con una novela. Nadie puede garantizar las ventas. Que hayas vendido bien una novela anterior no garantiza nada. Lo que funciona para vender una novela es el boca a boca. Son los lectores quienes deciden el éxito. Decir “soy un escritor de superventas” sería una solemne majadería. No creo que nadie pueda decir eso, al menos yo tengo esa impresión.

"Yo soy una autora con la suerte de vender libros, pero no hay nadie que sea autor de superventas porque en algún momento a algún escritor no se le venderá un libro. El porqué se vende un libro es algo misterioso. Hay libros de calidad extraordinaria que se venden por millones, hay libros sin calidad que también se venden por millones...

–Entonces no se siente presionada...

–Naturalmente no me gustaría decepcionar a mis lectores, pero no tengo poder para eso. Yo escribo una historia y ellos deciden si les interesa o no. Nunca voy a ponerme a escribir historias pensando si esto puede gustar o vender. Sería hacer trampa. Nunca pienso en los lectores cuando estoy escribiendo; pienso en la historia que quiero escribir.

–¿Cuál es su relación con los lectores?

Es una experiencia muy enriquecedora porque cuando usualmente estás dos o tres años encerrada escribiendo algo no sabes a quién va dirigido.

–Bueno, usted ejerció periodismo y ahí sí podía tener esa idea...

–Lo dejé. Al periodismo hay que dedicarle las 24 horas del día y exige lo mejor de uno mismo. Cuando empecé a escribir novelas me di cuenta que las dos cosas eran difíciles de compaginar porque la literatura exige mucho tiempo, dedicación y absoluta soledad.

–¿Cómo es esta soledad que la embarga como escritora?

–Es una soledad reconfortante. Cuando tomé la decisión de dedicarme a las novelas estaba en un momento en que sentía que había hecho todo en periodismo y no me quedaba nada por hacer. Si hubiese tenido 30 años no habría dejado el periodismo porque no creo que haya nada más apasionante que el periodismo.

–¿Qué le ofreció la literatura a cambio?

–Yo creo que ciclos en la vida. Hice un periodismo de primera línea, de manera que llega un momento en que ya no tienes tanta energía para estar en primera línea. Fue pasar a otra puerta que se me abrió y no me arrepiento.

–¿Cómo fue esa transición de la no ficción a la ficción?

–Fue una cosa natural. Escribí mi primera novela y tuvo éxito. Luego vino la segunda y la tercera y me planteé que me faltaban horas al día para hacer las dos cosas, así que tomé la decisión. Sentí que no me quedaban cosas nuevas en el periodismo, pero no fue un salto al vacío.

–¿Cómo cambiaron sus dinámicas de escritura al dedicarse a la ficción?

–Tienes que aprender a estar solo. Cuando uno se ha dedicado al periodismo has vivido rodeado de gente, en una redacción llena de llamadas, y de repente tu trabajo ocurre en la más absoluta de las soledades. A mí me costó al principio, me faltaba el ruido y el silencio me resultaba pesado, pero uno aprende a tomarle el gusto. Me dolió dejar el periodismo, pero ahora me encanta la soledad.