Marcel Hernández, en una entrevista sin filtros: ‘Pregúnteme lo que quiera’, dijo. Y así ocurrió

Su fidelidad con Cartaginés; la tentación de la Liga, su salida de Cuba, el proceso judicial por supuesta violación; sus impulsos por dejarlo todo tirado, el fuerte hilo madre e hijo y su día a día hoy, permeado por la prudencia en su vida personal: sin margen de error.

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En Cuba solamente hay dos caminos para que un futbolista se convierta en profesional y pueda desempeñarse como legionario: desertar es uno de ellos y conlleva el duro castigo de no ingresar de nuevo a su país durante un mínimo de ocho años; la otra es pedir la autorización y recibir la baja, que implica no jugar más con la Selección, pero al menos se puede entrar y salir de la isla.

Marcel Hernández Campanioni, atacante cubano fichado por Cartaginés a mediados del 2018, optó por seguir las reglas de su patria y, como bien lo reseñó en su momento este medio, en el 2012 puso en pausa el anhelo que tenía desde los siete años, descartó ofertas y prefirió cumplir con los lineamientos y no fugarse, a diferencia de muchos otros deportistas cubanos que desertan en torneos internacionales.

El caso es que Marcel ha sido noticia desde su arribo al país, como prometedor --y cumplidor-- delantero en Cartaginés, cuadro al que el ariete cubano llegó por recomendación de Paulo César Wanchope, hoy reconocido por su pupilo como una suerte de “papá”. Este año el caribeño se convirtió en el fichaje de más valor en el fútbol nacional, al ser vendido por Cartaginés a Liga Deportiva Alajuelense por $150 mil.

Pero Marcel, de 31 años, a su vez ha tenido que lidiar con acusaciones por la supuesta violación de una menor de edad, en una demanda judicial que se volvió tremendo escándalo y que estuvo a punto de refrenar la ilusoria carrera del artillero en el fútbol costarricense.

Por esa acusación, Hernández enfrentó la justicia y fue sobreseído en dos ocasiones. Este viernes 22 de enero, se realizará una nueva audiencia a instancias del Instituto Nacional de la Mujer, INAMU, entidad que no está conforme con las declaratorias de inocencia dictadas a favor del futbolista por sendos tribunales de justicia.

Entre todo y tanto... ¿quién es Marcel Hernández, ese delantero oriundo de un país no futbolero que puso a soñar a Cartaginés y ahorita tiende a hacer lo mismo con el campeón nacional?

***

Lunes de esta semana. Estadio Alejandro Morera Soto. Marcel Hernández sale tras su entrenamiento, dos días antes de su debut internacional con la Liga en el encuentro del miércoles 20 de enero, contra el Olimpia de Honduras, por la Liga CONCACAF, que a la postre se definiría a favor del equipo costarricense 5 goles por cuatro, en tanda de penales.

Es más alto de lo que pensaba y menos risueño de lo que suponía...

No bien llegó a la maratónica plática, cuando le digo que si trae un par de “mudadas” porque la entrevista es con Marcel Hernández, contextualizado hoy en la Liga, pero queríamos retratarlo de civil y nos dice, de una vez: “No voy a salir con ninguna camisa que no sea de la Liga. El otro día fui a la premiación (del Clausura 2020, donde recibió el trofeo como el mejor extranjero) y alguien salió diciendo que cómo iba a ser que yo fuera vestido de morado. Espero que no haya problema, pero si lo hay, no hacemos ni foto ni entrevista, yo no me voy a quitar la camiseta para nada”, dijo Marcel y sus argumentos fueron irrebatibes.

Eso sí, le he sentido desde cuando empezó que se le han bajado unas rayitas al acento cubano --¿Te han comentado?-- “Sí, sí, de hecho cuando hablo con los cubanos me dicen ‘¡Ahora eres tico Marcel! (risas)”, y agrega: “Es que por ahí uno habla palabras o dice palabras aquí que no lo entienden, entonces qué pereza andarle explicando el significado, yo mejor le digo palabras ticas y así me entienden más”.

--En general, a pesar de los pesares de los que vamos a conversar más adelante, percibo que te has amoldado mucho al país, te gusta la gente, ¿cómo te sentís en Costa Rica?

-- Bien, bien, estoy esperando a ver si Dios lo permite para traerme a mi mamá y a mi papá porque creo que aquí voy a vivir, en Costa Rica, creo que es un país excelente, siempre partiendo de dónde vengo que es Cuba y cuando lo pones en la balanza y lo comparas hay una diferencia muy grande. Igual aquí he sentido cariño, mucho acuerpo de todas las personas y me ha gustado, me ha encantado. Costa Rica a pesar de todo a mí me ha encantado muchísimo.

---

– Pero se te nota el amor por la patria natal. El de Cuba es un sistema totalmente diferente.

– Sí, yo siempre voy a preponderar mi país, porque primero que todo me dio una buena educación, una buena formación en todos los sentidos de la vida, ¿verdad?, no solo académicamente sino para el día a día, socialmente con las personas. El respeto igual se lo debo muchísimo a mi mamá, a mi papá, que son las personas principales, son mi familia, pero también mucho a los profesores que teníamos al día a día en la escuela, porque en Cuba se pasa mucho tiempo en la escuela; nosotros íbamos de las 7 de la mañana y salíamos hasta las 4 y media, 5 de la tarde, entonces pasas más tiempo con la profe que con tu mamá y con tu papá, porque cuando llegas a la casa te pones a hacer tareas y después te vas, te pones a jugar y bueno, al final ni terminas conversando con tus papás (...) Sin embargo, sí necesitas pasar el día a día con los profes y ellos están capacitados no solo para enseñarte en la materia sino para educarte socialmente para la vida, es una cosa que tiene Cuba y yo pues siempre lo voy a preponderar mucho, y siempre voy a estar orgulloso de dónde vengo, más allá de que ahora estoy acá y me encanta Costa Rica y una cosa no tiene nada que ver con la otra, porque allá hay un sistema y aquí hay otro. Allá desgraciadamente no cuentas con la oportunidad y para mí lo más importante es tener oportunidad y sueños, entonces en Cuba, hagas lo que hagas no vas a tener ni la oportunidad ni el sueño.

--Se armó como una especie de dominó en la forma en que saliste de la isla. ¿En qué momento por primera vez se te cruza el nombre de Costa Rica?

-- Pasa que yo en el 2011 jugué contra Costa Rica la Copa Oro a nivel de Selección, entonces siempre tuve a Costa Rica en el ámbito futbolístico como uno de los países más grandes de Centroamérica; a nivel de área también Costa Rica es una potencia futbolísticamente hablando, un país mundialista, entonces a ver... yo soy una persona que me considero muy viciosa del fútbol, con respecto al área y todo lo que tiene que ver con fútbol yo me he instruido mucho, leo mucho, aprendo mucho, entonces ya lo tenía como referencia. En el momento en que se da la posibilidad de venir era un salto cuantitativo muy grande, futbolísticamente hablando también era demasiado grande, entonces yo necesitaba cruzar ese charco, dar ese pequeño salto y ahí es donde vienen los riesgos.

--¿Los riesgos?

--Sí, sí, porque diay me arriesgué, porque no vine con contrato. En aquel entonces tenía como tres mil y algo de dólares que había reunido y cuando me puse a chequear un poquito el tema de boletos aéreos y toda esa cosa salía muy caro de un día para otro, de hecho salía como en mil y pico de dólares, entonces pedí alguito más de plata prestada para poder venir a hacer la prueba porque eran $6 mil, creo. Yo sabía que tenía que venir el todo por el todo, venir a dar el salto de calidad en todos los sentidos y ya cuando llego acá me di cuenta de que el país era muy caro y no era lo que yo había esperado, estaba demasiado tallado, demasiado corto y tenía que pagármelo todo.

-- ¿Cómo fueron esos primeros días?

De muchísima presión. Recuerdo que llego el domingo y ahí me quedé, en El Guarco; al otro día tocaba entrenar y era demasiada la presión que sentía porque había pedido dinero prestado, y también me presionaba mucho el hecho de al club al que venía, no era cualquier club, no era cualquier institución, era Cartaginés y también era (Paulo) Wanchope la figura que me estaba diciendo “vení a hacer una prueba”… ¡Wanchope! Cuando vos hablás de Wanchope es como una celebridad y para mí en lo personal es un ídolo.

– Luego ya te fuiste acomodando, te fuiste acostumbrando...

Lo que me pasó fue como que al segundo día en la tarde, cuando terminamos de hacer el táctico (entrenamiento), el entonces entrenador de Cartaginés, Paulo Wanchope, llamó a mi agente y le dijo “le vamos a hacer contrato”. Creo que eso fue lo mejor que me pasó… yo brincaba, ¡pegaba brincos…! Eso fue como en mayo del 2018.

--Este tipo de contrataciones se dan habitualmente con muchachos menores. Para Cartago fue una apuesta grande fijarse en un delantero de 27, 28 años

--Sí, la apuesta grande y concreta fue de Chope, yo no puedo ocultar eso, porque desgraciadamente mi pasaporte implica mucho a la hora de hacer una contratación y me había pasado antes, no es que me pasó por primera vez en Costa Rica, pues ya había tenido chances de ir a España, a Tailandia, ir a Brasil y a muchos lugares a hacer pruebas, pero cuando se hablaba de un pasaporte cubano te decían no, y me cerraban todas las puertas. Acá yo encontré que el Profe (Wanchope) en todo momento se mantuvo firme y dijo “yo quiero al cubano”.

– En este sentido fuiste afortunado...

--Sí, sí, sí, y le doy gracias a Dios, más que todo por la oportunidad que me dio Chope...

--Sí, por eso se te alinearon los astros como decimos...

--Sí, por todo. Él venía dando una serie de cambios en el equipo y cuando me dice: “voy a sacar a Chiqui (Brenes) y vos vas a ser el próximo ídolo del Cartaginés”, entonces yo “no, ¿de qué estás hablando?” y me dijo Paulo ‘tranquilo”. Recuerdo que en ese momento me puso una cláusula de rescisión muy alta y lo primero que me dijo fue: “Vos no durás seis meses en el país, tenés para dar el salto mucho más allá” y bueno eso otro no me lo creía tanto sino hasta después, cuando va pasando el torneo y las cosas que uno va haciendo y se da cuenta de que es bueno.

– ¿Qué relación tenés con (Paulo) Chope en este momento?

–¡ Ah no! Ese es mi tata (se emociona visiblemente). Nosotros hablamos y compartimos.

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– Se puede deducir que la transacción que hizo Cartago con la Liga, con vos de por medio, fue un ganar-ganar. Me gustaría que resumieras estos últimos días, porque era que Marcel se va, que Marcel se queda...

– Era mucha la presión, demasiada. Tuve alrededor de 15 o 20 conversaciones con personas de alguna manera cercana, conversé con compañeros del club, con el presidente muchísimas veces; conversé con Manolo, un gran amigo ... con varias personas que realmente estaban tal vez un poco más lejanas pero igual pedí su criterio, porque era muy importante y me tocaba tomar una decisión a esta edad. Mi mamá me decía “la decisión más difícil que tomaste fue separarte de nosotros, tu familia” y yo le decía “Mami, es qué yo siento que (en Cartaginés) son mi familia”. Entonces me costaba desprenderme de Cartago, pero al mismo tiempo me tocaba seguir creciendo y seguir haciendo otras cosas, ¿me entiende? Era poner en una balanza un sinfín de cosas y hoy estar acá (en Alajuelense) siempre fue por crecimiento, por cosas profesionales, por seguir aportando, por seguir nutriéndome, seguir creciendo en una de las instituciones más grandes del país y de Centroamérica. Si uno quiere seguir dando saltos en calidad, entonces este es uno de los pasos que tiene que dar.

--Hubo un periodo ahí como de una semana donde vos ya prácticamente habías dicho que no te ibas de Cartago… ¡estabas partido en dos!

– Sí, eso eran todos los días, todos los días eran tensos, y eran reuniones con el Presidente (de Cartaginés, Leonardo Vargas), entonces se ponían cosas en balanza; llegaba y hablaba con mamá y ella me insistía en lo de la balanza, y que acá (Alajuelense) se va a jugar Concachampions, la Liga Concacaf, son torneos internacionales que te siguen dando vitrina. Yo no tengo 20 años, tengo 31 años y empecé el fútbol profesional tarde, con 25, 26 años, y en mi vida ha sido todo en muy corto tiempo, no he tenido tiempo para las reflexiones en cuanto a decisiones de si me quedo o me voy.

En el momento en que sucede todo no te voy a mentir: sí me puse a leer algunos comentarios de gente de Cartago y me dolió mucho lo que leí, como decir que “Marcel, si se va a ir que se vaya, esto es una novela”, y yo por dentro decía “llevo dos años de mi vida dándole todo a Cartago y no siento que esos deban ser los comentarios de los cartagos”, pero sí hubo un montón de cartagos, pero montones, montones, que me decían “buena suerte, tienes que seguir creciendo, crack”; me decían “te queremos y esta es tu casa”, y por otro lado había otros que quizá no se ponían en mi situación y era como darme duro, ¿verdad? Igual cuando se da la salida de Cartaginés estaba triste por el comunicado, porque no fue que yo me fui porque me daba la gana y no dejé nada, sino que era un buen monto económico que pesa; yo llegué gratis a Cartago, entonces hay un monto grande porque en el país, hasta donde sé, nunca se ha hecho una transacción de ese tipo; entonces digo bueno, yo le estoy dejando algo al club que siempre me abrió las puertas, que me apoyó, no es que me estoy yendo y me voy dejando así.

-Y en esa vorágine,¿ cómo fue estar en un escenario tan titubeante?

-- Terriblemente desgastante: en la mañana una cosa, en la tarde la otra, en el momento en que te llega la última llamada de la Liga, una oportunidad más… te venís con nosotros o te quedás. Todo fue como muy rápido; en el momento que tomo la decisión me senté yo solo alrededor de 30 minutos, más o menos, y recuerdo que empecé a escribir a un lado y en el otro cosas para poner en la balanza… Ahí quité a Mamá , quité a Papá, quité afición, quité instituciones… quité todo, dejé solo a Marcel y yo decía: ¿para qué llegué a este país, si no es para crecer, para qué di el salto, si no es para seguir creciendo?

– Marcel, hablemos de llegar a la Catedral, ser parte del campeón, luego se vienen los triunfos de la Liga con participación tuya, y te metés en ese equipo ¿Cuáles son tus pensamientos, tras todo lo que has vivido?

-- Lo primero que pensé es qué lindo, qué lindo, ¡qué lindo! Y sí… yo llego y me encuentro con el capitán (Bryan Ruiz), el capitán me habla, me comenta, después me encuentro con el camerino.. ¡sentí cariño!, que me esperaban de buena manera, que entendían que yo venía a sumar, a aprender, a crecer y ya cuando me encuentro con eso me sentí tranquilo.

--Vívías en Cartago, y ahora te mudaste a Alajuela.

Sí, ya mudé hace poco, estuve viajando casi todos los días….

-- ¿Ya has tenido chance de darte una vuelta por las calles de Alajuela?

--No, vieras que yo no soy como de salir (risas) ni a caminar. Soy más de estar en la casa viendo documentales, especiales de fútbol o Netflix. Veo demasiado fútbol, me gusta analizar, aprender.

--Vivís solo y me decís que te encantan diversas plataformas, ¿qué tipo de películas ves?

– Ya en Netflix lo he visto todo, entonces ahora Prime Video de Amazon para mí es lo mejor.

--Las dificultades de Cuba en acceso a Internet siguen siendo muchas, ¿cómo te comunicás con tu familia?

--Hoy por hoy un poquitico mejor, no como aquí, pero por los buenos días mi mamá se conecta en la mañana, algo muy rápido...

--Tenés una relación muy cercana con tu mamá, ¿verdad?

-¡Sí! ¡Mi mamá es todo! Tiene 55 años y se llama Niurka Campanioni González. Somos dos por parte de madre y padre, el mayor es mi hermano, que vive en Dinamarca, y tenemos un hermano pequeño por parte de mi papá y su nueva familia.

--Has afrontado una situación muy compleja a mediados del 2018 por un supuesto delito de violación, del que saliste sobreseído en dos ocasiones ya. Ahora se está a las puertas de una tercera audiencia; este viernes 22 se va a definir si el sobreseimiento ya es definitivo. ¿Te roba la paz? ¿Qué sentís con respecto a eso, pues nunca habías tenido ningún problema legal?

--No, no (baja el tono)... menos por eso. Cuando me van a buscar yo me quedé como frío. Aunque lógicamente yo sabía la verdad, pero igual me preguntaba “¿ahora qué va a ser de mi vida?” y bueno, en su momento supe que tenía la oportunidad de seguir jugando al fútbol mientras se daba ese proceso. Fue muy duro porque yo decía: “Tengo que seguir siendo fuerte, no por mí sino por mi mamá, por mi papá, por mi hermano, que son los que van a sufrir si no soy fuerte”. Me logro comunicar con mi mamá, que fue después de ese problema, yo tenía semana y media de estar sin teléfono y cuando logré contactarla estaba conmocionada porque había visto la noticia, pero la madre conoce a sus hijos y me encantó con lo que me dijo: “No te preocupes, yo sé quien tú eres, yo parí a Marcel Hernández, yo sé quién es Marcel Hernández”, entonces no me dejó ni explicarle... “yo sé quién es Marcel Hernández, yo crié un niño, un muchacho, yo sé los sentimientos que tienes”.

Ella estaba despedazada. Yo necesitaba ser fuerte por ella porque imagínate que se dio el proceso y ya llevaba un año sin verla, y al día de hoy todavía no la he visto, entonces todo este proceso lo he afrontado sin mi mamá, sin mi papá, sin mi familia y tenían la duda de qué iba a pasar con Marcel en un país ajeno donde no conocés las leyes, donde están pasando un montón de cosas y estás solo. La manera de ser fuerte era tratar de seguir siendo Marcel en el fútbol y paralelamente siendo fuerte en esta parte.

--¿Pero sí llegó a afectarte, en su momento, el proceso judicial?

Sí, por supuesto. Hubo un lapso muy fuerte, muy duro, que sí se notó mucho y fue cuando termino el primer torneo; ya para el segundo torneo anoto seis goles y la gente era como que ‘Marcel no, Marcel no’; la gente (afición) no entendía, entonces yo me decía “necesito ser doble fuerte, no me está alcanzando con lo que estoy haciendo”, fue donde me planteé a mí mismo que tengo que volver a ser el Marcel fuerte y darle la alegría a la afición y voy a enfrentar un tercer torneo con todo y bueno, el rendimiento subió, hubo un cuarto torneo muy bueno, un quinto torneo muy bueno.

Hubo muchos momentos difíciles, era increíble, vieras. Una vez sí pasó con (Martín) Arriola -- entonces gerente deportivo de Cartaginés-- donde lo llamé y le dije “no voy” y me dice “¿cómo Marcel, que no vienes a entrenar?”, y le dije “no voy, creo que terminé”, me desperté llorando y me dije “ya no puedo más... ya no puedo más”, cosas que la gente no sabe. No sé por qué mi mamá sentía algo que cuando yo me despertaba tenía un buen mensaje de ella: “Hoy va a ser un gran día mi Machito, mi amor, dentro de poco nos reunimos y dele y dele”. Eso me activaba, era el motor mío, día a día, era el agua... entonces yo entendí, la decisión más dura de mi vida fue dejar a mi familia y tiene que valer la pena esa decisión.

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--Dos tribunales han fallado a tu favor, ahora queda una apelación pendiente por parte del Instituto Nacional de la Mujer (INAMU). ¿Cómo te enfrentás ahora a esta nueva contingencia? Dijiste ibas a actuar con mesura, hasta que no se diera un finiquito absoluto.

-- A ver... de aquí al viernes creo que estoy tranquilo, tengo paz, a pesar de todo que es muy duro, porque yo sé quién soy, sé de qué soy capaz, sé de qué no soy capaz, sé cómo me educó mi mamá, entonces bajo ningún concepto puedo dudar de lo que soy. Voy con paz, a esperar, como he hecho a través de estos dos años. Al final me toca ser paciente, como me dice mi abogado, hay que ser comedido en la alegría, en todo, hay que seguir pensando en lo que viene, hay que esperar al viernes, a la apelación. Y qué decirte: enseñanzas te deja todo en la vida, esto te deja una enseñanza grande, primero porque me sucedió a días de estar en el país, imagínese, ni siquiera había pisado la cancha. Entonces, complicado para mí llegar al país y encontrarme con una situación así, sin conocer muchas cosas, sin conocer la idiosincrasia, sin saber cómo son las personas realmente, entonces estaba como en shock.

He ido aprendiendo cómo tratar al costarricense, a qué decir, a qué no decir, a cómo hacerlo, de qué manera hacerlo. Yo soy una persona muy frontal pero he aprendido que al tico no se le puede ser muy frontal. Recuerdo que cuando sucedió el tema, no se me va a olvidar nunca, la gente me decía “mirá Marcel, esperate”, y yo “¿cómo que me espere?”, yo tengo que enfrentar el problema, llevo dos años enfrentándolo y lo voy a hacer el tiempo que sea necesario. Y mi mamá me decía “pero Marcel, ¿cómo que no puedes venir?, ¿es que estás preso en Costa Rica?” Entonces, a pesar de toda la situación, me ha enseñado, como te decía, del trato, de lo social, de cómo hay que ser, de qué prudencia hay que tener, de cómo tratar al tico, de no decirles las cosas tan directas porque se enojan, son más susceptibles, porque a veces cuando uno alza la voz aunque sea en broma ellos piensan que uno está enojado.. Uno tiene que aprender a vivir con esto porque a mí me encanta Costa Rica, me quiero quedar a vivir aquí y traerme a mis papás.

--Hablando de pasar la página en cuanto al problema que enfrentaste: sos soltero, sin hijos... ¿hay espacio para una relación sentimental?

-- (Sonríe) Yo creo que lo más importante es el día a día. Y no hay nada más importante en este momento que poder salir del problema y ver a mi mamá, entonces, después de eso, puedo empezar a pensar en cómo armar una serie de cosas alrededor mío. La llegada aquí (a la Liga) me ha traído muchas cosas y nuevos retos, nuevos sueños, propósitos diferentes, estoy con todo eso en la cabeza, en cómo ser recíproco con la afición porque la afición me pidió mucho, ser recíproco con la directiva, con el cuerpo técnico, con los jugadores que me han dado el apoyo. Entonces mi mente hoy está en cómo devolver eso.

--¿Te sentís solo?

--Sí a veces sí me siento solo pero ya me he adaptado, me he acostumbrado, porque tengo muchos años solo, entonces uno se va adaptando a la soledad...

-- No tenés pareja pero, ¿hay alguna persona especial, que te dé acompañamiento?

-- Sí, siempre hay personas especiales que me han ayudado muchísimo.

-- ¿Hay resentimiento, hay odio, o hay perdón, o estás en neutro con respecto a toda esta situación y a las personas que te demandaron?

-- (Ensombrece el gesto y reflexiona) No, no le tengo odio... tengo tristeza. Dolor sí tengo dolor, porque solo Dios sabe lo que sucedió, tengo dolor de lo que se ha hablado alrededor mío, me da mucha tristeza pero no tengo odio.

--En Cuba si no cumplen académicamente, con excelencia, no pueden descollar en los deportes. ¿Cuál es tu formación académica?

-- A mí me encantaría realmente seguir vinculado al fútbol, de una u otra manera. Tengo estudios, estudié para poder ser entrenador, estudié para poder quizá ser gerente deportivo y estoy tratando de seguir estudiando. En Cuba estudié administración de empresas y aquí también.

--¿Cómo viviste el sábado pasado, cuando vos y (Johan) Venegas labraron la victoria de la Liga, prácticamente en tu arranque con el equipo?

-- Estaba muy feliz, porque a pesar de que apenas había tenido un entrenamiento concreto con el club, con los compañeros en sí, salió todo tan de maravilla primero por los tres puntos y segundo porque hubo química, hubo asociaciones, hubo buen juego ¡Cómo si hubiésemos jugado toda la vida! Pero es que eso es lo que yo siempre digo, cuando hay buenos jugadores, jugadores inteligentes, que te meten en la dinámica, que te hablan y acá en el camerino pasa mucho, es decir, todos me hablan, desde el Capitán hasta el más joven, todos me hablan. El Profe se sentó con nosotros también a hacer una charla de lo que quería, entonces con esta confianza que te dan y si a eso le sumas que los jugadores te hacen meterte fácilmente en la dinámica, se te hace más fácil.

-- ¿Como fue ese camerino, el sábado?

-- Feliz, felices, ¡llevamos seis puntos de seis! Siempre con tranquilidad, eso sí, viviendo el día.

-- ¿En cuál jugador internacional te inspirás, y por qué?

-- A mí me encantaba Ronaldo, el gordo, el 9. ¡Me encantaba como jugaba él!

-- A nivel internacional, ¿cuál es tu equipo?

-- ¡El Liverpool!

--¿Cual creés que será tu su rol dentro de la Liga y en que se diferenciaría del que tenías en Cartago?

-- ¿Mi rol? Creo que es el mismo rol, la personalidad y el carácter no se negocian. Hay que ser prudente y saber que hay jugadores que llevan tiempo y que tienen muchísima experiencia

-- ¿Por qué un jugador de un país no tradicional en fútbol tiene tanto éxito en Costa Rica? ¿Qué no tiene el delantero costarricense que sí tiene Marcel Hernández?

-- (Resopla, lo piensa por unos segundos y espeta, con toda seguridad): HAMBRE.