La Tricolor saboreó una dulce revancha ante Estados Unidos

Un contundente 3-1 sobre los norteamericanos sirvió para saldar las cuentas pendientes

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Si el Estadio Nacional tuviera capacidad para cuatro millones de aficionados se habría llenado, pero solo entraron 35. 000 hinchas.

En las gargantas de los fieles costarricenses había un clamor generalizado: era una exigencia vengarse de Estados Unidos.

Ya no importaba si los revendedores hicieron un gran negocio con los tiquetes o si el Estadio Ricardo Saprissa no pudo ser la sede por las obras de remodelación.

Solo había una forma de saldar cuentas con los norteamericanos y era demostrándoles que bajo condiciones normales no podrían derrotar a Costa Rica.

Con apenas minuto y medio de juego, el capitán Bryan Ruiz asustó la portería estadounidense y consiguió un tiro de esquina.

Tal fue el empuje esa noche que en el posterior cobro, Johnny Acosta se elevó en el primer poste, anticipando la marca de Clint Dempsey, para desahogar un grito anhelado por demás en la afición.

La Selección no se conformó con el 1-0 y en cuestión de minutos ya estaba disfrutando de la segunda daga en el orgullo gringo, merced a un cabezazo de Celso Borges.

Joel Campbell estuvo cerca del tercero, aunque fue la visita quien obtuvo el siguiente gol gracias a un cobro de penal de Dempsey que por poco detiene Keylor Navas.

La intensidad comenzó a pasarle factura al equipo de Jorge Luis Pinto, a tal punto que Estados Unidos se veía cerca de la paridad.

Sin embargo, en esa noche todo tenía que salir y en un momento de gran asfixia, José Miguel Cubero lanzó un balón largo que terminó en asistencia para Campbell.

El defensor norteamericano Matt Besler persiguió al tico por 40 metros, jamás lo alcanzó y el balón terminó en el fondo del marco.

Costa Rica saboreó una dulce revancha y quedó a las puertas de regresar a una Copa del Mundo.