Juan Bustos Golobio ante otra oportunidad de quitarse la etiqueta de eterna promesa

Con una carrera muy golpeada por lesiones, el volante inició el torneo como titular. Técnicos que lo dirigieron afirman que el talento del ‘director de orquesta’ de selecciones menores sigue ahí

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“Juan Bustos Golobio es un jugadorazo todavía. Pese a las dudas por sus lesiones, hace poco lo recomendé para que brincara a un equipo internacional", confiesa Rónald González, entrenador del volante mixto en dos etapas antagónicas, cuando se desenvolvió como eje del equipo Sub-20 que participó en el Mundial de Colombia y en Saprissa, muy disminuido por las constantes lesiones.

De arranque en la primera jornada, empieza una nueva andadura para quien fue el director de orquesta de una generación prometedora; Golobio era el ‘fino’ y Tejeda el ‘pulseador' en un mediocampo que necesitaba del talento del volante guanacasteco para asociarse con Joel Campbell, el desequilibrio en el ataque.

Todavía hace poco, participó con buen suceso en la Mayor, cuando Paulo Wanchope lo convocó para una Copa Uncaf, el primer torneo de la Tricolor después de Brasil 2014. A Golobio, y a la mayoría de futbolistas con un pasado en selecciones menores, se les hace más sencillo acoplarse a la absoluta, a razón de un cúmulo de experiencias internacionales.

Calculan sus entrenadores que el volante mixto pudo jugar más de 60 partidos internacionales entre fogueos, juegos eliminatorios y partidos de Copa del Mundo. Un proceso que arrancó desde que lo reclutaron para la Sub-15 hasta que disputó los dos mundiales de su categoría.

Llegó a la absoluta, pero la historia se repitió, como si su camino por la Primera fuera una novela de terror. La lista de lesiones es tan larga, que un recuento hecho por este medio en el 2016, revelaba que había pasado una cuarta parte de su carrera entre algodones.

Sufrió una ruptura de ligamento cruzado anterior de la pierna izquierda, una fractura en la clavícula, otra ruptura del menisco externo, una ruptura parcial del ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha y una fractura de tobillo izquierdo. En algunos de los trances sufrió recaídas, en otros volvió más rápido de lo esperado.

En este periodo de turbulencias, salió a préstamo a Cartaginés y por poco consigue saltar al exterior. Otra lesión pospuso la firma de su primer contrato internacional.

Manuel Gerardo Ureña, técnico de Golobio en la categoría Sub-17, resalta una característica que explica, en parte, el por qué ningún entrenador morado se ha atrevido a excluirlo del primer plantel, aún mermado por las lesiones más groseras.

“Él ya tiene la jugada lista antes de hacer el pase. De 30 pases, 26 son buenos y con ventaja al compañero. En lo táctico, tiene muy buena lectura e interpretación del juego”, explicó Ureña.

El campeonato acaba de dar inicio y el volante se asocia con Mariano Torres en una función de elaboración y distribución de la pelota. Todavía está lejos de alcanzar el potencial que alguna vez se conoció de él, pero toca el balón con certeza frente al Santos. Preciso, sin apuro. Venido a menos en la segunda etapa, fue reemplazado por Marvin Angulo al 75'.

A sus 26 años, y más allá de su calidad individual, la pregunta que surge entre los aficionados en cada arranque de torneo es, ¿cuánto tardará Golobio en recaer? Probablemente algunos también sientan curiosidad de qué pasaría si alcanza la regularidad durante un certamen completo.

González cree que el volante todavía está a tiempo de consolidarse, después de pasar por donde asustan y con un mediocampo morado sin tantos hombres afianzados en su zona.

“Tiene sus condiciones, que no haya tenido esa gran estrella de no lesionarse es otra cosa, pero Golobio es uno de los jugadores más talentosos que he dirigido", concluyó el entrenador.